Resulta complicado no caer en las redes de una novela como la que hoy nos concierne. Como mínimo, no nos lo pone fácil. ¿La razón? Una historia que atrapa desde la primera página, pero sobre todo por el “cómo”. En este sentido, Joseph O’ Connor se ha sacado de la manga una trayectoria musical ficticia enmarcada en los coloristas años de la new wave británica.
Su particular forma de enfocar la historia no difiere en demasía de los métodos empleados por el excéntrico periodista musical Lester Bangs cuando era capaz de imaginarse un grupo que no existía y colársela a los lectores o, directamente, con ejemplos como Spinal Tap. Eso sí, a diferencia de estos dos ejemplos, lo que tenemos aquí es una ficción novelizada que ni pretende engañar al lector ni atraparlo en una red de épica delirante. Ni mucho menos. Lo que se muestra a través de Ships in the Night (por cierto, no confundir con el grupo del mismo nombre de este siglo de factura synthpop) es sencillamente un retrato absorbente de una época en la que la divinidad rock asomaba en cada esquina de los deseos mortales.
La manera de proyectar las diferentes fases de vida de Ships in the Night emerge a través de una escritura rabiosamente entretenida. Joseph O’Connor es irlandés de pura cepa, y eso siempre es un plus cuando hablamos del humor más descacharrante e inteligente del planeta Tierra. O sea, el británico. No obstante, que nadie se piense que Reyes vagabundos es una excusa sin más para tirar de habilidad en eso de dibujar sonrisas y torceduras estomacales de la risa. Ni mucho menos. Al igual que en la desternillante “Te potaría encima”, escrita por Andrew Matheson (aunque esta sí es una biografía oficial), lo que tenemos aquí es lo que tan bien describe el título de la novela: una historia de perdedores cegados por el ansia de vivir sus preceptivos quince minutos de gloria. Toda una aventura por los rincones de la escena musical de principios de los ochenta, a través de la cual amaremos por siempre a Fran Mulvey, Robbie Goulding, Sarah-Thérèse Sherlock y Seán, su hermano mellizo.
Se recomienda su escucha con unos discos de fondo de The Specials y Nick Lowe. El disfrute está más que asegurado.
—Marcos Gendre, El Enano Rabioso, 26 de febrero de 2023