La lectura de ‘Jóvenes héroes de la Unión Soviética’ del periodista y escritor Alex Halberstadt (Moscú, 1970), que tiene por subtítulo ‘Memorias y cuentas pendientes’, lleva inevitablemente a una pregunta; ¿Qué coño les pasa a los rusos?
Este libro, traducido por el escritor Jon Bilbao, es una sucesión de traumas; el primero, el de la salida de la Unión Soviética del autor del libro cuando era un pre-adolescente (tenía 10 años) con su madre y su abuela, ambas judías, rumbo a Estados Unidos; el segundo, el saber que su abuelo fue un guardaespaldas de José Stalin (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili) y que participó, con total seguridad, en interrogatorios y torturas a opositores políticos, fuesen estos reales o inventados; el tercero es su padre, un hombre poco y mal conocido por parte del escritor.
Tras haberse convertido en un destacado periodista en los Estados Unidos, país del que absorbió plenamente su cultura y su cosmovisiones, Alex Halberstadt sintió la llamada de las raíces, del lugar donde vino al mundo y donde dio sus primeros pasos y pronunció sus primeras palabras, y decidió que era hora de saber qué era ese país, ahora llamado Rusia, y quiénes eran los varones de su familia.
A lo largo de la narración Halberstadt entreteje historia (la de esa Unión Soviética gris, heredera de Stalin y dirigida por Leonid Breznev -¿se acuerda alguien de él) y psicología, aunque aquí sus resultados son más bien magros ante el muro de silenció de su abuelo paterno y su padre.
La actitud de los varones de su familia, con los que más o menos acaba arreglándoselas Halberstadt, se resume en una frase final de su progenitor, que no deja de ser bastante cínica viniendo de quien viene; «Lo único que nos queda ahora es ser amables unos con otros».
Alex Halberstadt tomó el título de su libro de texto de historia de primer curso en la Unión Soviética, un martirologio gráfico que enumera las audaces hazañas de jóvenes patriotas.
Libro de memorias familiares, donde a través de ellas el escritor desentierra los oscuros cimientos de la historia soviética y de cómo el legado tóxico que dejaron se ha grabado en las sucesivas generaciones de ciudadanos soviéticos (aqují y ahora la guerra contra Ucrania), y de reconciliaciones más o menos logradas, donde entre tanto horror y trauma a ratos aparecen claros de humor.
—Distritojazz, 30 de enero de 2023