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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

¿Quién dijo miedo?

Un Dickens gótico, un poquito macabro y algo más inquietante, fascinado por espectros, apariciones extrañas, sueños premonitorios, paisajes tenebrosos y lugares oscuros…

Hoy he venido a hablar de Dickens. Pero no temáis. No os voy a contar que nació en Portsmouth hace doscientos años en plena era victoriana ni os voy a aburrir con charlas sobre la doble moral y la injusticia social de una época que el escritor criticaba con sutileza, ironía y con más de una sátira mordaz. Tampoco voy a extenderme con las pinceladas autobiográficas que se filtran en su obra. Todo eso ya lo sabéis porque os lo han contado y lo habéis leído un millón de veces. Y no, no os voy a narrar las aventuras y desventuras de personajes memorables como Oliver Twist, David Copperfield, Nicholas Nickleby o la pequeña Dorrit; ya lo hizo él y de forma magistral. De Tiempos difíciles creo que ya vamos bien servidos y Grandes esperanzas, por fortuna, tampoco nos faltan. Hoy he venido a hablar de Dickens, sí, pero de “otro”.

Un Dickens tan prolífico, magnífico, interesante y genial como el gran defensor de los derechos de la infancia e inmenso crítico social, pero algo menos clásico por culpa de un sector que en ocasiones otorgó a esta faceta del escritor un papel secundario. Un Dickens gótico, un poquito macabro y algo más inquietante, fascinado por espectros, apariciones extrañas, sueños premonitorios, paisajes tenebrosos y lugares oscuros… Luces que se apagan, ventanas que se abren y puertas que se cierran… Cementerios, callejones siniestros y casas abandonadas. El Dickens de “los misterios y los fantasmas”, fenómenos paranormales por los que siempre sintió una enorme atracción. “Dickens tenía un gran interés por los fantasmas. Supongo que forma parte de una vieja tradición literaria inglesa”, explica su biógrafo Peter Ackroyd en una entrevista para la BBC.

Fuera cual fuera el motivo lo cierto es que el gran novelista, el genial Dickens, volvía a sus fantasmas cada vez que le apetecía y así nos dejó una maravillosa y escalofriante colección de relatos de terror capaces de poner los pelos de punta a más de uno. Los amantes de este género están de enhorabuena con Impedimenta pues la editorial ha seleccionado trece –¡ojo!, que el número no es casualidad– de estas historias de fantasmas “dickensianos” y las ha reunido en un delicioso volumen Para leer al anochecer y estremecernos entre villanos ahorcados, mujeres misteriosas que encargan retratos desde el más allá, marinos desaparecidos ¿o no…?, niños siniestros –que no deberían estar, pero están–, guardavías visionarios, oscuros caserones y pactos con el diablo. ¿Te atreves?

Por Ana M. Serrano