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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Una oración por Katerina Horovitzová», de Arnost Lustig

Inspirada en una historia real, describe el trágico destino de un grupo de acaudalados hombres de negocios judeoamericanos, de paso en un campo de concentración polaco dirigido por un retorcido oficial de las SS.

Sinopsis:

Inspirada en una historia real, describe el trágico destino de un grupo de acaudalados hombres de negocios judeoamericanos, de paso en un campo de concentración polaco dirigido por un retorcido oficial de las SS. Los prisioneros reciben la promesa de que podrán ser liberados gracias a un intercambio por prisioneros alemanes, pero su repatriación solo se producirá si son ellos mismos quienes corren con los gastos del periplo. A pesar de saber que están siendo utilizados, deciden confiar en el persuasivo responsable del campo. Es entonces cuando el portavoz del grupo, Herman Cohen, se compadece de la joven y bella judía polaca Katerina Horovitzová, a punto de ser gaseada junto con toda su familia, y compra su vida para sacarla del campo.

«Me hará un traje a medida para el viaje, ya que como puede ver, el que llevo puesto está prácticamente destrozado. Póngale oficio y estilo, le gratificaré generosamente.»

Opinión Personal:

En la novela se habla varias veces de la Solución Final, «Caminemos imperturbables al encuentro de la solución final» (pág. 73). Estas dos últimas palabras están puestas en boca del oficial Brenske en varias ocasiones. El propio autor de la obra, como explica Patricia Gonzalo de Jesús, la traductora, no era partidario de definir la barbarie nazi cometida durante la Segunda Guerra Mundial contra el pueblo judío como un Holocausto, como así se denomina al sacrificio religioso que aparece en la Biblia, sino como un genocidio, como un exterminio de un grupo humano por razones de raza, religión o política, puesto que no solo fueron judíos los que perdieron sus vidas en las cámaras de gas. El propio autor estuvo prisionero en tres campos de concentración: Terezin, Buchenwald y Auschwitz. Hacia final de la guerra en 1945, el bombardeo del tren que lo llevaba a Dachau le permitió evadirse y llegar hasta Praga.

Katerina es una hermosa joven cuyo sueño era el ser algún día una bailarina profesional. Pero la realidad que le esperaba era otra: la detención junto con toda su familia para ser deportada a un campo de concentración. Nunca había desobedecido a su padre pero en esa ocasión le dice que «no quiere morir» (pág. 7). Al mismo tiempo una situación surrealista se producía en el mismo andén. La joven ve cómo un señor le dice a un oficial alemán que quiere un traje nuevo para el viaje. Era el sr. Herman Cohen. Al escuchar estas palabras de Katerina el sr. Cohen decide reclamar a la joven al oficial nazi para que la incluyan en el grupo que va a ser canjeado por soldados alemanes prisioneros de los aliados.

El rabino y el sastre, que aparecen en varios pasajes de esta novela, son el fiel reflejo de lo que los internados entre esas alambradas electrificadas estaban padeciendo: Sus figuras escuálidas, encorvadas, vestidos con esos trajes a rayas, esa cabeza cabizbaja para no dirigir su mirada a los que se dirigían a ellos pero que, sabiendo el riesgo que podía correr, en una ocasión el sastre se atrevió a hablarle a Katerine de forma que no lo escucharan los demás para intentar explicarle qué era esa humareda que veían. Gas, chimeneas humeantes, una humareda continua que desprendía un olor extraño, raro. Era el horror, la muerte, el infierno. «¿Por qué la gente del andén cuchicheaba que allí estaba el gas? ¿A qué gas se refería?» (pág. 9).

El grupo de veinte acaudalados judíos con pasaporte estadounidense estaba recluido en la sinagoga y edificios aledaños del campo de concentración. El autor logra atraparnos en la lectura de esta espeluznante historia, con unas descripciones que nos dan una idea clara de lo que en aquel sitio fantasmal pasaba y unos diálogos directos, que le dan fluidez a la narración. El estilo de Lustig es muy elaborado utilizando un lenguaje casi lírico con el que logra que nos demos una idea exacta de los acontecimientos que se irán sucediendo. El lector se sumerge en su lectura y continúa con la misma hasta llegar a un final trágico y al mismo tiempo sorprendente.

El narrador consigue que el lector se sienta identificado con los prisioneros de Drenske. A lo largo del relato iremos sintiendo sus mismas inquietudes, temores, pensamientos, ilusiones y esperanzas pero también nos iremos dando cuenta de que hay un doble sentido en las palabras que les dirigen pues ellos no alcanzan a interpretar el significado real del discurso con el que son persuadidos para que realicen los desembolsos económicos que les solicitan par sufragar los gastos del viaje. Esa es la ventaja con la que juega el lector sobre ellos pues sí conocen el significado de la solución final de la que continuamente les habla el oficial nazi. Un discurso cargado de ironía, de ciertas dosis de burla hacia ellos, de desprecio, al que incluso gusta de adornar con algunos proverbios, todo ello resultado de la barbarie que representa y que cree sentirse superior a los demás.

Pero también vemos cómo un sentimiento de culpabilidad pesará sobre la conciencia de Katerina, pues ella cree que ha obrado en el sentido correcto al pensar que así podría salvar a su familia. La moralidad, pues, estará muy presente a lo largo de la narración.

Esta novela sigue una estructura lineal. Está dividida en tres partes y narrada en tercera persona. La acción gira en torno a la joven judía de origen polaco, admirada por su belleza y de la que ya por el campo de concentración tanto entre los prisioneros como entre los soldados, corrían todo tipo de rumores sobre la fama de Katerina, rumores que iban más allá de la realidad. Pero los demás personajes juegan también un papel importante en la misma, puesto que vemos cómo cada uno tiene su historia personal.

Impedimenta ha apostado para editarla en español, pues poco se sabe de lo sucedido en Chequia sobre el Holocausto judío. Una oración por Katerina Horovitzová es una novela que, pese al carácter dramático de la misma y su dureza, recomiendo su lectura. Es un testimonio más sobre el horror sufrido por los judíos, basado en hechos reales, y narrado por alguien que también lo padeció. Una lectura que, sin duda, nos hará reflexionar sobre la actuación de los protagonista de esta terrible historia.

El autor:

Arnost Lustig (Praga, 21 de diciembre de 1926-26 de febrero de 2011). En esta ciudad checa vivió hasta que, como joven judío fue enviado a los campos de concentración de Teresienstadt, Buchenwald y Auschwitz. En 1945 escapó de un tren que lo transportaba al Campo de Concentración de Dacha cuando el convoy fue destruido por equivocación por un cazabombardero estadounidense. Regresó a Praga a tiempo de participar en el levantamiento contra los nazis de mayo de 1945.

Tras la guerra, Lustig estudió periodismo en la Charles University de Praga, lo que le permitió trabajar durante años en Radio Praga. Por otra parte, ejerció como periodista en Israel durante su Guerra de Independencia y allí conoció a su mujer, que entonces era voluntaria en la Haganá.

Fue uno de los mayores críticos del régimen comunista en la IV Conferencia de Escritores celebrada en junio de 1967, y se dio de baja en el Partido Comunista tras la guerra de Oriente Medio de 1967, en protesta por la ruptura de relaciones de su gobierno con Israel.

Contribuyó a la puesta en marcha del Nuevo cine checo, de los años sesenta. Y escribió guiones para ese cine.

Tras la caída del comunismo europeo en 1989, dividió su tiempo entre Praga y Washington DC, donde continuó enseñando en la American University, de Washington. Tras su retiro de dicha universidad en 2003, se convirtió en residente de Praga. Se le proporcionó un apartamento en el Castillo de Praga por mediación del entonces Presidente Vaclav Havel y fue reconocido por sus contribuciones a la cultura de la República Checa en su 80 cumpleaños en 2006. En2008, Lustig se convirtió en el octavo galardonado con el Premio Frank Kafka.

Lustig estuvo casado con Vera Weislitzova, hija de un fabricante de muebles de Ostrawa que fue prisionera del campo de concentración de Terezin, como el escritor. A diferencia de sus padres, ella no fue deportada a Auschwitz. Escribió sobre el destino de su familia durante el holocausto en la colección de poemas titulada Daughter of Olga and Leo.

Lustig falleció a los 84 años víctima de un cáncer.

Por el momento, Sueños impúdicos (Seix Barral, Barcelona, 1990, traducida del inglés) Ojos verdes (Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2006) y Una oración por Kateřina Horovitzová (Impedimenta, Madrid, 2012) son sus únicos libros publicados en español.