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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La muerte del corazón», de Elizabeth Bowen

Elisabeth Bowen, dublinesa, nació con el siglo XX y vivió hasta mil novecientos setenta y tres. En 1907 su familia se mudó a Inglaterra y, aunque prácticamente desconocida en España, ha sido una de las escritoras más admirada y premiada del mundo literario anglosajón.

Desde 1923 formó parte activa del famoso Círculo de Bloomsbury , formado entre otros por Virginia Woolf, Bertrand Russell, L. Wittgenstein, Gerald Brenan, J.M.Keynes, Katherine Mansfield, Dora Carrington, Duncan Grant y otros muchos genios que sobresalieron en su época como novelistas, críticos literarios, pintores, historiadores, etc.

La obra de Bowen siempre fue considerada por la crítica de su país como una especie de puente tendido entre su generación y las que le sucedieron. Y, en mi opinión, su jugo rizomático ha nutrido con su savia literaria a escritores actuales como Ian MacEwan o Martín Amis. Y digo esto porque leyendo La muerte del corazón (Impedimenta) he entendido mucho mejor el tempo narrativo del MacEwan de Chesil Beach y su forma de tratar el paisaje del sur de Inglaterra como un personaje más, tan similar en su forma de concebirlo a lo que nuestra autora hizo en mil novecientos treinta y ocho que fue el año de publicación de una novela que hasta ahora no había sido publicada en nuestro país.

La muerte del corazón es lo que llamamos una novela “experiencial” y trata de la vida de una adolescente, Portia Quayne, a la que la muerte de su madre —y ya huérfana de su padre— obliga a vivir en el Londres de entreguerras en la casa de su hermanastro, diez años mayor que ella, y casado. La novela tiene tres partes (divididas a su vez en capítulos) que, muy claramente, nos van a ir explicando el desembarco de una adolescente en un mundo de pragmáticos adultos en el que empezará a aprender a manejar su propia libertad. Sus títulos son: “El mundo”, “La carne” y “El diablo”.

En el primero, Portia, con la inestimable ayuda de su diario, nos va presentando a su hermano Thomas, a su mujer Ann, a Eddie un amigo de esta del que se enamorará, a su amiga Lilian, al ama de llaves de la casa, etc. Nos cuenta su vida burguesa y aburrida, llena de actos repetitivos y convencionalismos sociales, y hasta se atreve a formular sus propios pensamientos sobre su entorno y las personas que la rodean.

En la segunda, nuestra adolescente pasa sus vacaciones lejos de la familia en un pueblo costero. Allí va a descubrir el demonio de los celos y luchará contra los primeros ataques del deseo carnal.

En la tercera, asistimos a sus problemas con el amor y a su progresivo desencanto que terminará conduciéndola a una especie de rebeldía contra el opresivo entorno que la asfixia.

Escrita con delicadeza y un excelente oficio a la hora de manejar los tiempos narrativos y los acontecimientos; trufada de densos diálogos escritos con la auténtica pericia de un gran literato, La muerte del corazón, es una novela a rescatar, disfrutar y, además, esclarecedora para comprender el camino recorrido por la ficción inglesa del siglo XX de la mano de una escritora a descubrir.