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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Navidades en Cold Comfort Farm», de Stella Gibbons

Todo ello adornado de una cuidada ironía, de un gran sentido de la utilidad, tanto material como emocional, de un humor aparentemente distante pero muy humanizado: un complemento ideal que ayuda a sobrellevar las tribulaciones que cada día impone la dura realidad.

Pocas narrativas más limpias, más acomodadas al tema, más precisas en el tratamiento de los sentimientos. Sí, parece advertirse un punto de vista femenino: por la capacidad de captación de los detalles (tanto en el ‘decorado’ exterior como en el interior de los protagonistas), por el ritmo vivo de la historia contada, por la precisión del tiempo transcurrido…

La autora que tanto nos había deleitado con sus ricas y un tanto atrabiliarias historias sucedidas en la Cold Comfort Farm, nos ofrece ahora un ramillete de narraciones cortas que reflejan con realismo y humor algunos rasgos distintivos de la sociedad inglesa del siglo XX (el siglo que ella ha vivido prácticamente en su totalidad) y sus matices psicológicos distintivos.

Especialmente ha retenido mi atención el relato titulado ‘Amar y anhelar’ donde un equívoco muy bien elaborado desemboca en una confirmación de la rutina, a saber por qué razones interiores que, por otra parte, definen seguramente muchos de los comportamientos en la vida interior de las parejas.

En ‘El pastel’, sin embargo, asistimos a otro aparente equívoco emocional en un matrimonio donde es más importante la intervención de un tercero (tercera, para el caso) y que, al final, el trance de desunión no hace sino confirmar la unión de lo ya establecido. Parejas en crisis y parejas que se reafirman en la importancia de lo vivido juntos, en una especie de defensa del hábito como modo de vida. Como una forma de amor.

Todo ello adornado de una cuidada ironía, de un gran sentido de la utilidad –tanto material como emocional- de un humor aparentemente distante pero muy humanizado: un complemento ideal que ayuda a sobrellevar las tribulaciones que cada día impone la dura realidad.

Una lectura apacible, instructiva, inteligente y con ese punto de sonrisa que hace las veces de engrudo y ayuda a mantenernos a cada cual dentro de sí, a pesar de lo cambiante de las circunstancias.

Por Ricardo Martínez