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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

‘Trabajos de amor ensangrentados’

Libro entretenido, sagaz y repleto de frases llenas de cinismo y de ese refinado humor típicamente británico.

Bastante antes de las peripecias criminales de los personajes de Henning Mankell o de Stieg Larsson en el norte de Europa, o de las de Petros Márkaris y Andrea Camilleri en el sur de Europa… hubo un tiempo en el que deslumbraron otros escritores de tramas policíacas y detectivescas, siguiendo las estelas deductivas de Sherlock Holmes o de las novelas de Agatha Christie (1890-1976). Si bien es cierto que siempre la novela negra ha gozado de buenos autores y de un gran seguimiento del público (debe de ser que somos un poco morbosos).

Uno de los autores más famosos del género en su época fue Edmund Crispin (1921-1978), Bruce Montgomery de nombre real e inglés por los cuatro costados, publicó nueve novelas y dos colecciones de cuentos, todas ellas protagonizadas por un flemático y educado profesor de Oxford y detective astuto y aficionado, Gervase Fen, que, con su sencillez y tranquilidad para abordar los intrincados argumentos delictivos con los que se encuentra, se ha convertido en un clásico de la novela de detectives.

La editorial Impedimenta está publicando toda la saga de Gervase Fen. Comenzó en 2011 con La juguetería errante (1946), quizá su obra maestra, y a esta le siguió El canto del cisne (1947). Tras ellas, ha publicado Trabajos de amor ensangrentados (1948) que, tras su hermoso título, esconde una entretenida trama en el trasfondo de los actos preparativos para el fin de curso en la escuela Castrevenford. Allí desaparece una alumna y dos profesores son misteriosa y cruelmente asesinados. Todo ello se complica con la aparición del cadáver de una anciana en una población cercana y de un extraño manuscrito que puede ser clave para desentrañar todos estos misterios.

Es un libro entretenido, sagaz y repleto de frases llenas de cinismo y de ese refinado humor típicamente británico. Crispin nos envuelve con sus intrigas y con la cultura, las costumbres, las rutinas y las manías de sus encantadores personajes (entre los que, incluso, se encuentra un curioso perro sabueso con demencia senil). Personajes típicos del five o’clock tea que pueden ser perfectamente descritos en una frase del director de la escuela:

«—Todo avance implica un cambio— apuntó Fen sin mucho entusiasmo. La hora del desayuno no era precisamente su mejor momento del día.

—Entonces todo avance es malo— dijo el director dogmáticamente».

Brillante, amena, irónica y, por momentos, apasionante novela que seguro provocará el deseo de leer las otras ya publicadas anteriormente y de estar pendientes de la edición de las que quedan por descubrir.

Por Javier Herrero.