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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Matemos al tío. Rohan O’Grady

Uno de los manjares literarios más increíbles de los editados en los últimos años. Dos niños conspiran para asesinar al tío de uno de ellos, del que tienen fundadas sospechas de que a su vez anda en maquinaciones para matar a su sobrino, con la intención de apropiarse de una suculenta herencia.

Este impactante argumento se escenifica en una apartada isla de la costa canadiense del Pacífico, donde Barnaby Gaunt, de diez años, pasa sus vacaciones veraniegas y en la que conoce a Christie, una niña enviada por su madre a pasar las vacaciones y que entre juegos y disputas, le ayudará a organizar un asesinato, única solución que encuentran los niños ante la feroz amenaza que implica el comandante Murchison-Gaunt.

Todo esto ocurre en una isla canadiense un tanto aislada, poblada por ancianos, —pues todos los jóvenes perecieron en las dos guerras mundiales— y sólo queda de esa generación el sargento Albert Coulter, de la Policía montada del Canadá, un personaje recto hasta el agotamiento, que tendrá que bregar con dos niños, que le sacarán de quicio en cualquier ocasión.

Y de esta forma se nos propone una novela de difícil catalogación, pues en algunos momentos parece que nos encontramos con una de las aventuras de Guillermo, el travieso, en otros es un thriller de psicópata de lo más inquietante, o en otros, nos vuelven a la cabeza las merendolas con las que se atiborraban los miembros del club de los Cinco, en las novelas de Enid Blyton; y todo esto salpimentado con un humor bastante negro, unas reflexiones irónicas sobre la época, un irónico retrato de la sociedad del imperio británico, y una profunda reflexión sobre las muy diversas vicisitudes del ser humano.

Esta mezcla, aparentemente explosiva, resulta uno de los manjares literarios más increíbles de los editados en los últimos años, pues en una narración aparentemente liviana e ingenua nos cuenta múltiples historias de amor, de dolor, de maldad, y de lucha por sobrevivir ante la adversidad.

Y si la trama es interesante, capítulo aparte es el de los personajes, variados, poliédricos, y que proponen una surtida galería de sujetos en sus múltiples facetas, pues veremos cómo historias de gran dolor personal son asumidas de muy diversas formas. Y si hemos de destacar algunos de ellos no podemos olvidar a la encantadora Lady Syddyns, que nos da una lección memorable de cómo afrontar la ancianidad, o el recto y torturado sargento Albert Coulter, que nos irá mostrando sus múltiples capas como ser humano, y que irá evolucionando a lo largo de la historia.

Finalmente, no podemos dejar de recomendar dos escenas llenas de un humor vitriólico, como son los esfuerzos de los indios de la isla porque llueva, y su descripción de los mismos, y los encuentros de los niños con Una Oreja, un puma salvaje, donde la historia roza el humor surrealista, proponiéndonos toda una moderna fábula.

En resumen, como acertadamente afirman sus editores, nos encontramos con una lectura deliciosamente perversa. Juguetona, oscura y mortalmente ingeniosa.

Por José María Sánchez Pardo