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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Los políglotas de William Gerhardie

Genial, inclasificable, William Gerhardie fue aclamado por autores como Graham Greene, que lo tenía como el autor más brillante de su generación.

William Alexander Gerhardie nació en San Petersburgo (1895), se crió como un joven aristócrata inglés en plena Rusia zarista, estudió en Oxford, luchó en la Primera Guerra Mundial y fue testigo —antibolchevique, por cierto— de la Revolución Rusa en Siberia.

Al abrigo de Chéjov, con semejante bagaje cultural —una mezcla entre la tradición británica y la literatura rusa del XIX— y la experiencia de las primeras catástrofes del siglo XX a sus espaldas, William Gerhardie, un inglés tirando a ruso, escribió su segunda novela con un convencimiento inamovible: […] me di cuenta de que la única cosa que podía hacer era convertir todo aquello en un libro. Es lo que habitualmente hacemos con la vida. Algo parecido a aquello de que si la vida te da limones, haz limonada. E ignorando de dónde ha salido esa frase, me atrevo a asegurar que en el fondo, limonada es lo que hace el autor con Los políglotas. Una novela delirante, paradójica, con tintes autobiográficos —aunque Gerhardie lo negaba— que narra la historia de una excéntrica familia belga afincada en el Lejano Oriente durante los años siguientes a la Gran Guerra.

En fin, que entre rusos descendientes de ingleses, belgas de origen ruso y una mezcolanza inaudita entre estadounidenses, japoneses, algún que otro canadiense perdido, alusiones a H.G. Wells, viajes e intrigas militares arranca la trama de esta novela con un elenco de personajes desbordante donde el narrador, Georges Hamlet Alexander Diabologh, se convierte en testigo de todos sus infortunios como exiliados.

A medio camino entre Ada y el ardor, de Vladimir Nabokov y Trampa 22, de Joseph Heller, Los políglotas retrata un mundo delirante y convulso, donde lo irracional aflora en los momentos menos pensados y la herencia de Babel amplifica el sonido inconfundible de lo humano, apunta el editor.

Literatura inglesa en estado puro, como casi todo lo que publica la editorial Impedimenta con el buen gusto, la armonía lingüística y la cuidada selección de obras y autores que la distingue desde sus comienzos.

Por Ana M. Serrano