cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Geoffrey Willans: ¡Abajo el colejio!

Preparaos para disfrutar tanto de su texto como de las magníficas ilustraciones que contiene. La historia es un disparate; me encanta el humor británico y Nigel despliega un catálogo casi infinito de comentarios a cada cual más satírico y gamberro sobre el San Custodio y sobre todos sus moradores, que hacen mantener una permanente sonrisa en los labios (y alguna que otra carcajada) durante su lectura.

Hace un par de años tuve la ocasión de conocer personalmente al editor Enrique Redel. Fue en la presentación del último libro publicado por su sello, Impedimenta. Al terminar el acto de presentación, que por cierto fue más que interesante, tuve la oportunidad de hablar un rato con Enrique. Entre otras cosas, le pregunté de qué libro de todos los que había editado hasta entonces estaba más satisfecho. Una pregunta comprometida, lo sé; no se debe preguntar a alguien si quiere más a papá o a mamá, pero el caso es que Enrique no lo dudó: ¡Abajo el colejio!, de Geoffrey Willans.

Me hice con un ejemplar y al día siguiente, aprovechando mi día libre en el trabajo me fui a la Alameda de Hércules, me pedí una buena jarra de cerveza para ponerme en situación British, y comencé a leer las andanzas de Nigel Molesworth. Disfruté como un enano, nunca mejor dicho…

Os transcribo la sinopsis del libro que la editorial Impedimenta ofrece en su web, para no destripar demasiado el desarrollo del mismo:

Considerado un clásico de la literatura ilustrada del XX, y una de las creaciones más gamberras jamás escritas, ¡Abajo el colejio! inaugura las aventuras del famoso colegial Nigel Molesworth, un claro antecedente inglés del Pequeño Nicolás y gran éxito de ventas en Gran Bretaña en los años cincuenta. Nigel Molesworth es un estudiante maléfico que vive interno en el Colegio de San Custodio, que tiene solo 62 alumnos y que, según Nigel, «fue construido por un lunático en 1836». Nada escapa a su ojo clínico, y suele encontrar poco tiempo para tostones como la biología o la poesía. Prefiere, sin embargo, saltarse las clases o hacer gamberradas con Peason, su mejor amigo, con quien protagoniza frecuentes expediciones interplanetarias, con Fotherington-Tomas, el tonto del grupo, o con Molesworth-2, su hermano pequeño, al que zurra en cuanto tiene ocasión.

Nunca he leído un libro con tantas faltas de ortografía; le aportan un encanto especial al texto y ayudan a que nos metamos en la piel del protagonista. Al fin y al cabo no es más que un niño, muy especial es cierto, pero un niño al fin y al cabo.

Quiero destacar dos aspectos de este libro, además de la propia historia:

Las ilustraciones de Ronald Searle son magníficas y se adaptan al texto como un guante. Se complementan con los comentarios de Nigel y le dan forma (comprobaréis hasta qué punto) a todo lo que el niño cuenta de su colejio.

La traducción de Jon Bilbao. No debe de ser nada fácil traducir un libro como este. Empezando por el título (Down with skool!, en el original), el texto está plagado de faltas de ortografía y de expresión propias de un niño como Nigel pero que sin duda han tenido que provocar más de un quebradero de cabeza al traductor. Una gran labor la de Jon Bilbao que debe ser reconocida.

Recomiendo esta pequeña joya a todos aquellos que les guste el humor británico o que, simplemente, deseen pasar un buen rato leyendo un buen libro y disfrutando de unas magníficas ilustraciones. La edición de Impedimenta es, como siempre, espléndida; os garantizo que no podréis borrar la sonrisa de los labios durante la lectura y os olvidaréis de todo gracias a Nigel Molesworth y su grito de guerra, al que me uno sin dudarlo: ¡Abajo el colejio!

Por Ismael Cabeza