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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Mis críticas: «Madame de Treymes», de Edith Wharton

Madame de Treymes es otra maravillosa obra de esa escritora que diseccionaba ambientes y personajes ofreciéndonos unas obras que van mucho más allá que el propio texto escrito. Imprescindible.

¿Que tiene Edith Wharton en su escritura que todas sus obras aguantan como pocas el tiempo transcurrido y vuelven a la luz una y otra vez? Esta, a primera vista, delicada pregunta, tiene una respuesta bastante fácil de responder: su gran escritura y su extraordinario estudio de personajes. Cierto es que la norteamericana afincada en París a principios de siglo XX estuvo algo olvidada hasta que el cine la recuperó con una excelente adaptación de su gran novela La edad de la inocencia, pero no estoy en nada de acuerdo con cierto punto del excelente prólogo de este libro en el que se nos comenta que

… la prodigiosa narradora que fue Edith Wharton haya quedado solapada por la necesaria intervención de los guionistas en las adaptaciones cinematográficas de sus obras, y lástima también que sean finalmente dichas adaptaciones los ventanucos a través de los cuales se haya asomado la mayoría al talento de esta escritora excepcional. (p.7)

Edith Wharton ha tenido un constante sitio en el mundo editorial a través de los tiempos. Y sus obras han sido recuperadas cada tanto. Hace años la editorial Contraseña editó con gran éxito de ventas Las hermanas Bunner (de la que llevan cinco ediciones vendidas y es su obra más emblemática) y la deliciosa Xingú. Pero también hemos visto reeditadas otras varias obras en ciertas editoriales. En esta misma editorial, Impedimenta, que ahora nos acontece, podemos encontrar Santuario y La solterona, ambas de impecable edición. En Alba podemos encontrar Ethan Frome, Las costumbres nacionales y La casa de la alegría, en Rey Lear las deliciosas El día del entierro y El diagnóstico, su curioso Cuentos de fantasmas, en la editorial Eneida, o en Pretextos el increíble libro de viajes En Marruecos, sobre la estancia de la escritora en ese país en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Y muchos más. En fin, Edith Wharton, por suerte para los que esta escritora representa la mejor pluma femenina del siglo XX (junto a Irene Némirovsky, desde luego), ha estado y sigue estando en primera linea editorial en ediciones muy cuidadas y de esmerada traducción como la que ahora nos ofrece la editorial Impedimenta, Madame de Treymes, quizás una de las obras más carismáticas por la importancia de los temas recurrentes en toda su bibliografía.

Madame de Treymes nos narra en corto recorrido, como la mayoría de las obras de Edith Wharton, la historia de un encuentro amoroso que ha de acabar en un feliz matrimonio, si no fuera porque la mujer que ha de casarse con el apuesto John Durham, es una separada a la cual el marido no parece concederle el divorcio. Para su consecución, John hace uso de la cuñada de su amante, Madame de Treymes, enigmática y complicada mujer, que antes de interceder quiere dejar las cosas muy bien atadas. Pero a su manera.

La constante de Edith Wharton de contraposición de los dos mundos en los que desenvolvió su vida, el mundo alegre y carente de prejuicios americano, y el prejuicioso y acartonado parisino y europeo de principios de siglo XX, se aprecian en esta bella obra retratados en todo su esplendor. He de recordar que las novelas, generalmente llamadas nouvelles, debido a su corto recorrido y amplitud, de esta escritora no son plato de degustación de lectores de literatura fast-read, sino que son delicatessen para aquellos que buscamos algo más que la resolución de una trama algo más que compleja. Edith Wharton es una escritora a la que hay que saborear en cada frase, cuyas obras han de leerse varias veces seguidas para poder apreciar todo el contenido que incluyen, y que en una primera y superficial lectura no somos capaces de degustar. Y esta es precisamente una de esas obras de lenta digestión. Novela de delicadas ambientaciones y de trazados cruzados de personajes y en la que las elipsis son más profundas que el propio texto que incluye el libro. Y, como siempre suele ser en esta autora, con un final en el que el propio lector ha de sacar conclusiones y tratar de imaginar que será de los personajes una vez que la imprenta no nos da más texto que leer. Los que me siguen en esta página ya saben que tengo debilidad por Edith Wharton, y Madame de Treymes es otra de esas perlas que van saliendo para goce de sibaritas literarios.

Edith Wharton nació en Nueva York en 1862. Su nombre de soltera era Edith Newbold Jones. Su familia era de clase alta, comparable a la aristocracia europea, y consecuentemente recibió una esmerada educación privada. Antes de cumplir los cinco años viajó por primera vez con sus padres a Europa. En 1885, cuando tenía veintitrés años, Edith se casó con Edgard (Teddy) Robbins Wharton, doce años mayor que ella. Se divorciaron en 1913 a causa de las repetidas y públicas infidelidades de su marido, que afectaron mental y físicamente a la escritora y que motivaron que tuviera que ser ingresada en una casa de reposo. A partir de su matrimonio también pasaría parte de cada año en Europa: en Italia primero y en París después, donde se estableció en 1907, en un apartamento en la rue de Varennes donde viviría rodeada de princesas y duquesas, novelistas, historiadores y pintores, hasta su muerte. Durante un tiempo mantuvo un sonado idilio con el periodista estadounidense William Morton Fullerton. Éste era bisexual y alternaba a la escritora con Lord Ronald Coger, Rajá de Sarawak. Ella misma, también bisexual, mantuvo una larga relación con la cantante de ópera Camilla Chabbert, y relaciones esporádicas con la poeta y guionista Mercedes Acosta. Su primera novela, El valle de la decisión, se publicó en 1902: un romance histórico que transcurre en la Italia del siglo XVIII. El año siguiente publicaría Santuario, y en 1905 vería la luz su primera gran novela, La casa de la alegría. En 1907 se estableció definitivamente en Francia, donde se convirtió en discípula y amiga de Henry James. De esta época destaca su novela corta Ethan Frome, una trágica historia de amor entre personas corrientes ambientada en Nueva Inglaterra, que se publicó en 1911. Su obra más conocida es La edad de la inocencia, publicada en 1920 y ganadora del premio Pulitzer en 1921. Edith Wharton está considerada la más genial novelista americana de su generación, admirada por intelectuales de la talla de Henry James, Francis Scott Fitzgerald, Jean Cocteau y Ernest Hemingway. Falleció el 11 de agosto de 1937 en la localidad de Saint-Brice-sous-Forêt, cerca de París. Está enterrada en el Cementerio de Gonards en Versalles.

Lale González-Cotta (Osuna, Sevilla, 1962) es licenciada en Filología Inglesa. Ejerció durante algún tiempo la enseñanza. Fue cofundadora de la revista Mercurio, Panorama de Libros en 1998, medio en el que trabajó como crítica literaria y redactora durante varios años. En la actualidad colabora regularmente en Clarín, www.comentariosdelibros.com y El Placer de la Lectura. Es coautora en diversas antologías de relatos, por los que ha recibido diversos premios. En 2012 tradujo y publicó Madame de Treymes y otros relatos, de Edith Wharton, una selección de cuentos inéditos de la escritora norteamericana por la que siente especial fascinación.