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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Kamasutra para domingos lluviosos», una obra gráfica para todos los días

Mediante dos únicas figuras, dos amantes que visten siempre de negro (él) y rojo (ella) adoptan posturas como la del «sifón», «el balancín» o «el vermut» para dar rienda suelta a sus pasiones amatorias.

«La primera ilustración nació en un sofá y fue el ’69 a cuerda’», cuenta a Efe Abadía, sobre el nacimiento de este libro, que siguió creciendo entre «sofás y sillas» en los tiempos muertos que encontraba durante su trabajo como ilustrador de obras infantiles.

«Se las envié a Enrique Redel (editor de Impedimenta, la editorial que edita este libro) y en un par de horas me respondió que quería el libro. Así que un proyecto que podría haber acabado en un cajón se convirtió en una pequeña loca aventura», relata el autor desde alguna ciudad de Asia, donde se encuentra viajando por un tiempo de dos meses».

Mediante dos únicas figuras, dos amantes que visten siempre de negro (él) y rojo (ella) adoptan posturas como la del «sifón», «el balancín» o «el vermut» para dar rienda suelta a sus pasiones amatorias.

«Conocía el kamasutra y me gustaba el contorsionismo de las figuras. Pero, por otra parte, me encanta la locura de los artistas balcánicos como Emir Kusturika o Goran Bregovic, tienen algo muy circense y festivo; y a la vez sencillo, cotidiano y divertido. Creo que se mezcló todo y nació este kamasutra», afirma.

Pero en Kamasutra para domingos lluviosos Abadía (Alicante, 1983) hace uso también de algunos juguetes eróticos para disfrute de sus particulares amantes.

«Creo -añade- que el sexo ha evolucionado mucho desde el kamasutra original y he intentado darle un toque un poco más bizarro. Utilizo estos objetos (bolas chinas o esposas) como elementos decorativos porque me resulta muy divertido ver cómo ha evolucionado la industria del sexo. Muchos de estos objetos creo que tienen un toque circense, y el circo tiene algo que me atrapa».

Nacido como un «reto» para conseguir algo «irónico e icónico a la vez», el autor de este libro de pequeño formato recomienda que no sólo se lea en «domingos lluviosos», sino que lo «mejor» es «utilizarlo» cualquier día de la semana.

Aunque, según reconoce Abadía, los domingos lluviosos son días «más caseros» que piden más «cama». «Tienes más tiempo para jugar, y así empiezas el lunes con una sonrisa», matiza.