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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«El ojo castaño de nuestro amor», de Mircea Cărtărescu

«Este volumen está formado por diferentes textos que ayudan a conocer mucho mejor la biografía y el mundo literario de un escritor que ya ha sonado varios años como candidato al premio Nobel».

En pocos años, Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956), uno de los escritores más prestigiosos de la literatura rumana actual, se ha convertido en una referencia internacional. En España, sus últimos libros –El Levante, Las Bellas Extranjeras y Nostalgia– han sido muy bien recibidos y en todas las críticas se ha destacado la novedad y calidad de una voz narrativa que entronca con lo mejor de la literatura europea. Impedimenta anuncia también la próxima publicación de Orbitor, su proyecto literario más ambicioso.

Este volumen está formado por diferentes textos que ayudan a conocer mucho mejor la biografía y el mundo literario de un escritor que ya ha sonado varios años como candidato al premio Nobel. Hay interesantes y significativos recuerdos que hablan, por ejemplo, de su pasión por la lectura (“leía todo el día, estaba atiborrado de literatura”) y por el café soluble y lo que ha influido en su escritura. Uno de los textos, el que da título a la obra, espléndido, recuerda a su hermano gemelo fallecido.

Otros capítulos hablan de la vida en la Rumanía comunista de un aspirante a escritor (“el mundo parecía estancado en lo sórdido y lo previsible. El comunismo era la realidad. Todo lo demás eran fantasmagorías de película americana”). También explica el proceso de composición de su obra El Levante. Y reivindica el actual papel de la poesía en “el mundo consumista, hedonista y mediático en el que vivimos”. En una conferencia que impartió en la Feria del Libro de Leipzig, en 1997, reflexiona sobre sus raíces como escritor: “Mi arte no procede de una tradición puramente rumana, sino de la gran tradición europea”. Y resalta cómo la literatura rumana en la época comunista hizo todo lo posible por conectar con las grandes corrientes de la literatura europea, a pesar del control del comunismo, aunque la experiencia gris de los años de Ceausescu le ha llevado a considerar que “ser rumano significa ser pastor de las ruinas, arquitecto de las ruinas, amante de las ruinas”.

Cărtărescu es un escritor, además, muy ameno. Estos textos se leen con agrado por la espontaneidad con la que escribe sobre sí mismo y por el sentido del humor que desprenden, a pesar de que todo está teñido de una literaria amargura existencial. Además, resulta novedosa su visión de determinados aspectos literarios que tienen que ver con la recepción de su obra en algunos países y con el lugar que debería ocupar la literatura rumana en el contexto internacional si se conociese mucho mejor.

Adolfo Torrecilla.