cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Otra alta comedia filosófica

Impedimenta publica «El libro y la hermandad» de Iris Murdoch, una novela traducida por primera vez al español en la que la escritora irlandesa repite las constantes más brillantes de su producción e indaga en la amistad.

Una de las cosas que se le achacan a la escritora Iris Murdoch (Dublín, 1919 – Oxford, 1999) es que siempre parece que escribe la misma novela. Pero incluso si aceptáramos ese tópico estaríamos ante una novela inolvidable, una obra maestra de la ironía, la introspección y la alta comedia filosófica, expresión esta que le va como anillo al dedo a esta novelista y filósofa nacida en Irlanda pero criada en el Reino Unido.

La editorial Impedimenta lleva unos años publicando en hermosas ediciones obras de Murdoch nunca antes traducidas en español. Es el caso de El libro y la hermandad, publicado originalmente en 1987 y que acaba de traducir Jon Bilbao. La obra cuenta además con un brillante postfacio de Rodrigo Fresán que recuerda la introducción general que a la obra de Murdoch le dedicó otro rendido admirador de la irlandesa, Álvaro Pombo, en las ediciones que hace unos años publicó Lumen.

Y sí, en El libro y la hermandad se repiten las constantes de la obra de Murdoch. De nuevo un grupo de amigos de clase media alta, lectores de Plotino, amantes de la música clásica, bon vivants y la presencia desasosegante de un líder, una oscura fuerza de la naturaleza apellidado Crimon, dirigente comunista al que sus antiguos compañeros de Oxford costean los gastos de un próximo libro sobre ciencia política que cambiará el mundo.

Dividida en tres estaciones (mediados de verano, mediados de invierno y primavera), como en otras novelas de Murdoch estos personajes del mundillo bien británico se verán inmersos en dramas pasionales, comportamientos alejados a años luz de lo que se espera de un gentleman o una dama; en suma, expuestos como cualquier mortal en una tragedia griega a la furia o el capricho de los dioses, así que los bruscos cambios narrativos no faltan. Pero todo este maremágnum siempre viene aderezado a lo largo de toda la novela con conversaciones de club inglés y destilados razonamientos en casas lujosas y confortables mientras los personajes se enfrentan a dilemas morales que parecen insalvables.

El libro y la hermandad es también una reflexión sobre la amistad y los estragos que el paso del tiempo puede causar en un grupo de amigos. Y por encima de todo, la prosa de Iris Murdoch, capaz de compaginar diálogos vertiginosos, descripciones de gran belleza y reflexiones que retratan los claroscuros del alma humana: «Levantó la cabeza como un animal que, sobre la desierta cima de una colina, lanzara un rugido solitario e inarticulado, no triste pero sí provisto de un tono o un eco de tristeza; una declaración, profunda e irreprimible, de su existencia. Rugió en silencio al gélido aire nocturno y a las estrellas». Murdoch puede que se repita, pero de qué manera.

Alfonso Vázquez