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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Madame de Treymes – Edith Wharton (#LeoAutorasOct)

Con la intención de darle a #leoautorasoct el espacio que merece, he decidido hacer el esfuerzo de reducir el número de palabras que suele ser habitual en mis entradas (creedme, me cuesta horrores) y ampliar el número de éstas. No os puedo prometer nada, pero en octubre mi intención es la de publicar una reseña cada jueves; es decir, cuatro.

Y que mejor comienzo que esta pequeña joya de Edith Wharton, Madame de Treymes, una nouvelle que nos hace pensar en los perfumes anunciados por Cate Blanchett: clásico, elegante y en frasco pequeño.

En esta sutil historia de amor, se nos narra el reencuentro de John Durham, caballero neoyorkino, y Fanny Frisbee, francesa de alta alcurnia recién separada del marqués de Malrive. Pero los obstáculos del amor no siempre residen en su correspondencia, ya que en este caso ambos se aman, pero no por ello su unión será precisamente un camino de rosas.

La primera valla en esta carrera hacia el amor es el convencionalismo de la aristocracia francesa. La familia Malrive, católica, no tolera el divorcio de su hijo, pese a que se intuye que no fue un marido ejemplar.

Y esto nos lleva a la segunda valla, aun más difícil de sortear: la más que probable pérdida del hijo en común, ya que la familia Malrive jamás permitiría que el heredero de su linaje marchase con su madre y su nuevo cónyuge a los EEUU. Fanny Frisbee desea una vida renovada y feliz, pero el amor materno es un vínculo que la ata muy en corto. Quiere un amor que no suponga semejante sacrificio.

Ante esta desesperada situación, John decide recurrir a la aún cuñada de Fanny, Madame de Treymes, con el objetivo de que ella allane el camino que permita el divorcio y la consecuente unión de él y su amada. Pero pese a las buenas intenciones de ambos, sus mundos son tan diferentes, que Dunham estará condenado a decidir entre respetar sus principios y perder a su amada o traicionarse y lograr su amor.

Lo que en un principio parece una novela de personajes, es en realidad un retrato mordaz del choque cultural entre el joven, moderno e ingenuo Estados Unidos y la arcaica, superficial e impostada clase alta europea; representados por el caballero John Dunham y la dama que da título a la obra.

El constante entrar y salir de los estupendos personajes que Wharton dibuja con ironía y profundidad, dotan a la obra de un ligero toque teatral. Así, con una prosa elegante, rica y certera, la primera mujer en ganar el premio Pulitzer desgrana los convencionalismos y la ridícula rigidez de la burguesía francesa y también la vacua modernidad de los EEUU, encarnados en un ingenuamente crédulo caballero norteamericano. El gran logro de Wharton reside en lograr todo esto respetando siempre la complejidad y las inevitables contradicciones del ser humano.

Edith Wharton

Edith Newbold Wharton (1862-1937), american writer, late 1890’s (Photo by Apic/Getty Images)
Sería injusto cerrar la entrada sin mencionar el espacio narrativo que Wharton ofrece para denunciar la sumisión de la mujer. Quizás “espacio narrativo” no sea el mejor concepto ya que en este caso no es algo explícito, sino un tema que se trata entre líneas, haciendo que sea el lector quien llegue a la reflexión… y no al revés.

En el teatro de las falsas apariencias que compone la alta sociedad francesa, el lector observa como la mujer es privada de libertad, y se relega a mera figurante apresada por normas sociales, estúpidos protocolos, injustos juicios de valor y el puritano honor familiar de la época. De manera brillante, Wharton no se limita a mostrarnos estas cadenas en Frisbee, sino que también se intuyen en la vida de la propia Madame de Treymes, la otra mujer, aunque sea de forma más difusa. Así, interpreto que Wharton nos quiere mostrar la prisión de ser mujer ya que a pesar de ser personas muy diferentes y con vidas tan distintas, comparten esa fuente de sufrimiento que es el mero hecho de ser mujer.

Por lo tanto, Madame de Treymes es una lectura recomendadísima, donde se nos presenta un conflicto y su inquietante resolución. Un conflicto amoroso que Wharton con una pluma mordaz eleva a conflicto cultural. Conflicto, en cualquier caso, de calamitosa resolución; ya que la honradez de uno y el artificio del otro están a unos niveles tan diferentes que el entendimiento resulta imposible.

Como imposible será que no caigáis rendidos ante esta pequeña gran tragedia de aires jamesianos. Una obra tan breve como estilosa, la cual (gracias a ello) roza la perfección.

Editado por: Impedimenta

Traducción y prefacio: Lale González-Cotta

Páginas: 124