Con la primavera no llegan solo los libros, también lo hace el polen, y con el polen, esa desagradable reacción que congestiona y pone los ojos rojos y lacrimosos a ciertas personas —en concreto, a las alérgicas a los gametófitos en suspensión que producen las plantas espermatófitas para reproducirse— y que además de alergia recibe otro nombre, un nombre que el polaco Stanisław Lem empleó en su libro La fiebre del heno que cómo no, ha sido recuperado por Impedimenta para regocijo de los amantes de la literatura en mayúsculas. En esta ocasión el maestro de la ciencia ficción y el suspense inteligente nos lleva a investigar unos misteriosas muertes acaecidas en un balneario de Nápoles; al parecer varias personas han enloquecido, llegando en algunos casos a suicidarse. Los nexos existentes entre ellas —el hecho de ser extranjeras, viajar solas, rondar la cincuentena y ser alérgicas— no solo no ayudan en primera instancia a entender lo sucedido, sino que abren todavía más el espectro del mecanismo que ha actuado acabando con la vida de los infelices residentes del balneario. Ganadora del Grand Prix de la Littérature Policère, adquirir esta novela es sin duda garantía de éxito y estímulo.