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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

LA BUENA NOVELA

Alberto Díaz comenta: un libro para amantes de la narrativa, además de editores y libreros enamorados del objeto material de sus oficios o simplemente para cualquier lector que quiera un pasar un rato fenomenal.

Creo que esta es una «buena novela» para rememorar los casi diez años años que llevo colaborando con Octavio Serret , los cincuenta años que llevo escribiendo reseñas literarias en múltiples medios de comunicación escrita o radiofónica y, «last but not least» (por último pero no menos importante) porque en este libro se reúne, sino magistralmente, sí de forma digna e interesante, la filosofía de amor al libro y a la lectura que he defendido toda mi vida en mi profesión y en mi actitud e ideología personal.

Laurence Cossé, autora de La buena novela (de editorial Impedimenta), es una escritora y periodista francesa de 68 años autora de varios libros, aunque creo que este fue el primero traducido a nuestro idioma (en 2009). Ha trabajado para Le Quotidien de Paris y para la emisora de radio France Culture.

Nuevamente, como en La librería ambulante de Christopher Morley, La librería de las nuevas oportunidades de Anjali Banerjee, La mujer de arena de Rabih Alameddine y algunas otras de encantador recuerdo, un autor se atreve a mostrarnos el alma escondida de un tipo de librero maravilloso: la persona que se hace librero porque ama los libros, los lee, los conoce y alimenta su vida con ellos, más allá de las circunstancias del oficio y de las notorias dificultades que ese singular negocio padece en estos tiempos difíciles para la cultura en general y para el libro en particular.

Realmente La buena novela es una excelente novela y además un libro muy bien editado y que como suele ocurrir con los libros de Impedimenta, con una portada atractiva y una traducción intachable, en este caso de Isabel González-Gallarza.

En la novela asistimos a la creación de una librería en París cuyo nombre da título al libro. Es un establecimiento peculiar y, de alguna forma, refleja el sueño no confesado de la mayoría de los lectores de raza, es decir de las personas que no saben concebir mejor uso para sus manos que sostener un libro e ir pasando las hojas morosamente mientras el alma fascinada del lector se pierde en lo que nos cuentan esas páginas: esa librería sólo venderá buenas novelas (y para no meterse en problemas, cualquier otra que le sea reclamada por un cliente, ejemplar que ellos pedirán al distribuidor y venderán bajo encargo). El fondo editorial quedará constituido por obras maestras recomendadas por un comité secreto de ocho grandes novelistas que facilitan en principio sendas listas de 600 novelas cada uno y luego irán añadiendo las que estimen oportuno de entre las que vayan surgiendo.

La genial idea comienza teniendo un enorme éxito (¿quién no ha soñado con una librería así?) pero muy pronto va concitando rechazo e incluso agresividad de grupos y entidades que acusan a los promotores (Van, un joven librero obsesionado con los libros y la lectura y Francesca una seductora mujer de fortuna, perteneciente a la clase alta francesa) de elitismo, desprecio cultural y manipulación facistoide. La broma literaria de la autora se extiende a la divertida reseña de los periódicos y revistas franceses, con sus nombres visiblemente semejantes a los reales.

Comienza como una novela de misterio: asistimos a tres atentados contra tres personas de las que no sabemos casi nada, más adelante nos iremos enterando que se trata de tres miembros del secreto comité que selecciona las obras maestras para la librería. La historia se nos cuenta a través de un narrador que se mantiene en el anonimato, aunque va dejando pistas de su cercanía a Van y se nos informa de la génesis y desarrollo de la librería a través de una larga exposición que hacen Van y Francesca a un funcionario de la policía judicial al que piden ayuda para evitar más atentados.

Evidentemente hay muchos elementos de intriga, humor crítico e información sobre las novelas y los autores que integran el fondo editorial de la librería, un acercamiento lúcido a los pros y los contras de una idea tan revolucionaria y un ritmo literario fascinante que se basa en los pocos personajes que llevan la trama, Van, Francesca y Anis, un triángulo amoroso que tiene la complejidad y el encanto de los clásicos de los que se nos habla continuamente. En resumen, es una de esas novelas que se lee de un tirón y deja un rastro de «daños colaterales» en algunos lectores: notas sobre los libros que uno se tiene que comprar y leer. Libro para amantes de la novela, para editores y libreros enamorados del objeto de sus oficios y para todo aquel que, simplemente, quiera pasar un buen rato.