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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Vida en el jardín», tradición inglesa convertida en inspiración artística

Vida en el jardín, de la escritora inglesa Penélope Lively, es una loa a los jardines ingleses en los que se entremezcla la belleza de sus paseos con la aportación de estos paisajes sobre escritores, músicos y pintores.

Penélope Lively nació en El Cairo en 1933, pero su primera obra publicada no fue hasta 1970 cuando saltó a la fama con su primera obra de literatura infantil y desde entonces se consolidó como autora de libros infantiles, por los cuales ha recibido galardones como el Premio Whitbread por A Stitch in Time (1976) o la Medalla Carnige por The Ghost of Thomas Kempe (1973).

Después recorrería una carrera literaria dirigida a los adultos por la que ha sido galardonada con importantes reconocimientos.

Pero hay entre sus obras una muy peculiar, Vida en el jardín (2017), en la que describe la experiencia propia y la de distintos artistas en «las dos actividades que he desempeñado principalmente en mi vida, que han sido la literatura y la jardinería».

«Ambas han estado ligadas en cierto modo, ya que siempre presto atención cuando un escritor conjura un jardín, cada vez que la jardinería se convierte en un elemento de ficción», escribió Lively en su libro.

El director de la editorial Impedimenta, Enrique Redel, que ha publicado esta obra de Penélope Lively, habló con EFE, y subrayó una de las frases de la escritora en su obra: «Las dos actividades centrales de mi vida -quitando escribir- han sido leer y cuidar mi jardín».

Lively describe los jardines ingleses dotándolos de extraordinarias características: «Los jardines ingleses no están encorsetados; son frondosos, exuberantes, amplios. Están generosamente plantados».

«¿Qué sería de nosotros sin la hortensia, la budelia, el arbusto de rosas?. Rosas, rosas por doquier. Rosas en lo alto, y rosas a los pies por la casa trepando por los muros. Llevamos el jardín a todas las dimensiones», observa Lively.

Los jardines son una de las facetas fundamentales en la vida de esta escritora inglesa que, a sus 76 años, los ha elevado a símbolos de arte e inspiración para creadores ingleses o irlandeses que han plasmado en sus pequeños o grandes jardines esta tradición transmitida de padres a hijos en cualquier espacio de tierra que tengan a su disposición.

Para Enrique Redel, «yo me quedo en concreto con el ejemplo que ofrece de Virginia Woolf, porque el tema de los jardines en muchos de los escritores es alegórico».

Los escritores utilizan el jardín, a veces como elemento en el que la naturaleza describe una situación, «como en el personaje de Rebeca (en la película homónima) cuando la protagonista llega a la mansión de Manderly, donde el jardín sirve para caracterizar lo que existe alrededor».

Sin embargo, en Virginia Woolf (Londres, 25 de enero de 1882-Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), «el jardín está metido dentro de su propia vida y en sus diarios hace un retrato del jardín de su casa en Richmond casi como si se tratara de un jardín terapéutico».

«Lively habla de una imagen preciosa de la tierra color chocolate metida dentro de las uñas de la propia escritora. Pero Woolf, unos pocos días antes de suicidarse en el río Ouse, en el año 1944, anota en su diario lecciones de jardinería que lleva a cabo».

Para Virginia Woolf, el jardín es algo básico para sus novelas y forma parte de su vida, y según Redel, el jardín paradigmático para Lovely es el de esta escritora británica.

«En Lively hay un elemento de nostalgia muy importante que forma parte de su pasado y es el que le liga al jardín egipcio en la casa donde vivía y que crearon su abuela y su madre, y donde había árboles y flores inglesas. Si yo tuviera que hablar de un jardín del que realmente ella estuviera enamorada es éste, el jardín de su infancia».

El jardín, para Lively, a parte de ser un paradigma para los ingleses, en todo momento deja claro que ella, como buena inglesa, ama el jardín inglés y lo compara con el jardín francés, que es mucho más cartesiano, mucho más ordenado y paisajístico.
La pasión de los ingleses por tener un jardín en su casa procede del periodo de la II Guerra Mundial, cuando Gran Bretaña estaba siendo atacada y asediada, impidiendo que llegaran los alimentos.

«Entonces Churchill animó a que los ingleses cultivaran en sus casas alguna especie vegetal para alimentarse, hasta llegar a convertirse con el tiempo el jardín en un elemento cultural como puede ser la música, la literatura o la pintura para los ingleses», concluyó Enrique Redel.

Isabel Martínez