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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El rugby y la clase obrera

Por ello, con pocas y notables excepciones, la épica del deportista se suele reservar para los libros de no ficción. Más de uno asegura que la excepción más notable es 'El ingenuo salvaje', la novela que el inglés David Storey publicó en 1960 para hablar del rugby y sus implicaciones sociales, y que ahora finalmente se ha traducido al castellano (Impedimenta).

El argumento de ‘El ingenuo salvaje’ se centra en un joven minero del norte de Inglaterra, hosco y atormentado, que consigue jugar en un equipo de primer nivel. A medida que se convierte en un nombre reconocido, descubre que el origen obrero le marca mucho más que la fama, y sus días transcurren en medio de una insatisfacción creciente, que infecta su mundo. Así, la historia de amor con su patrona, una viuda joven, también está tocada por una violencia latente y una amargura vital.

La popularidad de ‘This sporting life’ -este era el título original- creció aún más a los tres años, cuando Lindsay Anderson la adaptó al cine, con guion del propio Storey y una inquietante banda sonora del catalán Robert Gerhard. El papel principal recayó en Richard Harris, que dibujaba aquel antihéroe con la fuerza instintiva y arrebatada de un Marlon Brando.

Hoy ‘El ingenuo salvaje’ se puede leer, y mirar, como el testamento de una época difícil, de costumbres tradicionales, pero mantiene una pureza que va más allá del espíritu del rugby. Tal como decía un crítico de la época, “¿verdad que no hay que ser arponero para disfrutar de ‘Moby Dick’?». Pues tampoco hay que ser un conocedor del rugby para disfrutar de esta novela.