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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Las autoras españolas de literatura infantil conquistan el mercado internacional

Marta Altés, Anuska Allepuz, Anna Gordillo, Beatriz Lostalé, Gemma Merino, Júlia Sardà, Luciano Lozano, Lalalimola, Julia Bereciartu… El mercado internacional de la literatura infantil y juvenil se ha llenado en los últimos años de nombres de autoras e…

Marta Altés, Anuska Allepuz, Anna Gordillo, Beatriz Lostalé, Gemma Merino, Júlia Sardà, Luciano Lozano, Lalalimola, Julia Bereciartu… El mercado internacional de la literatura infantil y juvenil se ha llenado en los últimos años de nombres de autoras e ilustradoras españolas que, al calor de la globalización, han logrado triunfar en lo más difícil: publicar sus trabajos directamente en editoriales internacionales, mayoritariamente británicas.

«Desde hace algunos años en La Feria de Bolonia estamos viendo que los ilustradores españoles cada vez tienen más protagonismo en mercados exteriores, especialmente en el anglosajón, que tradicionalmente es un mercado editorial con poca tendencia a la importación de trabajos de autores no propios», afirma Ricard Peris, cofundador de Andana Editorial, que achaca el auge a la ya citada globalización, pero también al hecho de que los autores y las autoras españolas hayan comenzado a pensar sus proyectos «con voluntad internacional»: «Conocen los mercados editoriales exteriores, han prendido de los autores que triunfan en el contexto internacional y han trabajado duro para que su potencial se pueda desarrollar y conseguir estar presentes en las librerías de todo el mundo. Y esto es una gran noticia para nuestra LIJ».

Algunas de las ilustradoras mencionadas tienen un hito biográfico en común: haber cursado el máster en ilustración de libros infantiles de la escuela de Arte de Cambridge, una puerta abierta al mundo editorial británico.

Es el caso de la escritora e ilustradora barcelonesa Marta Altés, que tras cinco años trabajando como diseñadora gráfica en su ciudad natal decidió viajar a Londres en 2011 para cursar el máster. Iba con la idea de estudiar y volver a casa. De eso ha pasado casi una década y Marta no solo no ha vuelto, sino que, aunque le cuesta reconocerse como tal, se ha convertido en una referencia dentro del mundo LIJ. Sus títulos, publicados originalmente por la editorial Macmillan Children’s Books y cuyos derechos al castellano los tiene Blackie Books, han sido traducidos a decenas de idiomas y han conquistado, entre otros, el premio Paterson, el premio New Illustrator Honor o el Dragón Lector 2014 al mejor álbum ilustrado nacional por Soy un artista.

«Siempre me gustó dibujar, pero la verdad es que no me había dado cuenta de que me gustaba tanto contar historias hasta que vine a Inglaterra. En el Máster me enamoré por completo del formato del álbum ilustrado. Me encanta la relación entre palabras e imágenes que tienen los álbumes. ¡Es magia!», afirma la autora, que reconoce estar «cumpliendo un sueño» al poder pasarse los días dibujando y escribiendo, ganándose la vida haciendo algo que le apasiona.

El mismo camino que Marta Altés lo empezó a recorrer en 2015 la escritora e ilustradora madrileña Anuska Allepuz, que se graduó en 2016 en el Máster. En abril de 2018 lanzaba al mercado su primer libro a través de la editorial Walker Books, That fruit is mine!, con el que está nominada al Kate Greenaway Medal. Sus derechos los ha comprado en España Andana Editorial, que ya ha traducido su primer libro (¡Esa fruta es mía!) y está a punto de hacer lo propio con el segundo, El burrito verde.

«Conocíamos el trabajo de Anuska como ilustradora, ya que la agencia que la representa en España nos había enviado su portfolio. Cuando vimos el primer libro, ¡Esa fruta es mía¡, descubrimos que era una autora que sabía trabajar muy bien el formato de álbum ilustrado. Con la llegada de su segundo trabajo, El Burrito verde, se han confirmado nuestras intuiciones y creo que estamos delante de una autora de álbumes que ha conseguido crear un estilo propio y que domina los elementos que permiten la construcción de un álbum de éxito», reflexiona Ricard Peris.

Explica Allepuz a El País que descubrió la ilustración infantil «bastante tarde», después de graduarse en Bellas Artes en Salamanca. «Durante mi infancia no tuve libros-álbum, mis padres se inventaban historias, canciones. De hecho, mi próximo libro, El burrito verde, era una de las historias que mi padre me contaba cuando era pequeña», cuenta la autora, que no duda en afirmar que cursar el máster de libros infantiles en la escuela de Arte de Cambridge ha sido la mejor decisión que ha tomado en su vida: «aprendí muchísimo. Es muy inspirador y motivador. Creo que este máster tiene la fórmula para sacar lo mejor de cada uno».

La visibilidad del mercado editorial británico

Si algo destacan Marta Altés y Anuska Allepuz es que, aunque la labor de ilustradora es muy solitaria, tras sus títulos se esconde un gran trabajo en equipo en el que intervienen muchísimas personas para que el resultado final que llega al lector sea el mejor. «Tengo una editora y una directora de arte con las que me llevo muy bien y con las que tengo muchas cosas en común. Creo que esto es muy importante, ya que el proceso de cada álbum es muy largo. Ahora, después de tanto tiempo trabajando juntas, somos ya muy amigas y creo que el hecho de trabajar con el mismo equipo durante tanto tiempo me ha ayudado a evolucionar mucho, porque tenemos mucha confianza entre nosotras y nos permite ser muy honestas en los feedbacks», reflexiona Altés, que señala también otra bondad del mercado editorial británico, los tiempos de trabajo: «En Inglaterra se puede llegar a trabajar durante casi un año en un álbum. Y a veces más».

Pero si hay dos diferencias fundamentales entre las industrias de la literatura infantil española y británica, coinciden ambas autoras, esas son la vocación internacional que tienen las editoriales inglesas («el mercado británico exporta mucho más que importa y creo que el mercado español importa mucho más que exporta», apunta Altés), lo que repercute notablemente en el tamaño de su mercado; y la promoción institucional de la lectura entre la población.

«En Inglaterra tienen muy en mente la venta de los derechos a otros países, por lo que las ferias de la ilustración de Bolonia y de Frankfurt son importantísimas para ellos, ya que es su oportunidad para vender los libros a otros países y que se publique en diferentes lenguas. Si ven que tu libro no lo compra ningún otro país, es posible que no te lo publiquen ni en Inglaterra o que te resulte más difícil publicar un segundo libro», explica Anuska Allepuz, que destaca también que el hecho de que sus títulos se publiquen en otros países les abre puertas a nuevas oportunidades «como participar en festivales de libros y explorar nuevos campos relacionados con la ilustración».

El otro pilar del sector editorial británico para Anuska Allepuz es su promoción a través de lecturas, actividades para familias e iniciativas públicas y privadas. En abril la autora madrileña realizará una actividad y una lectura para familias de El burrito verde en la Tate Modern de Londres. «¡Me hace muchísima ilusión!», exclama emocionada.

En el mismo sentido se pronuncia Marta Altés, que señala la gran cantidad de talleres, festivales de literatura y visitas a escuelas, todo ello remunerado, que se organizan. Ella misma, explica, ha hecho muchas visitas a escuelas tras la publicación de sus libros, algo que en su opinión acerca los libros a los niños. «Cuando era pequeña nunca tuve la visita de ningún ilustrador en clase y seguramente es por ello que ni siquiera yo imaginaba que me podía dedicar a esto», afirma.

En septiembre del año pasado, Book Trust, la organización benéfica más grande del Reino Unido de apoyo a la lectura para niños, eligió un álbum de Marta Altés, Little Monkey (Pequeña en la jungla en su traducción al castellano por Blackie Books) para su campaña Time to read, que busca promover la lectura dentro y fuera de las escuelas a través del regalo del libro elegido a todas las niñas y niños que empiezan cada año la etapa escolar. «750.000 pequeños estudiantes se llevaron a casa Little Monkey como un tesoro para compartir con sus familias. Lloré de la emoción cuando me lo dijeron. Me parece una campaña preciosa y muy importante para que los niños y niñas lean con sus familias. Esto es algo que no me hubiera pasado si no estuviera publicando en Reino Unido. Te diría que es un sueño hecho realidad, pero esto es tan bestia que ni siquiera lo había llegado a soñar nunca», concluye Altés.

ADRIÁN CORDELLAT – EL PAÍS