Una de las principales aficiones que, por lo que indican algunas estadísticas, cultivaremos estos días es la lectura, un hábito muy extendido, a juzgar por las numerosas ferias del libro que se desarrollan a lo largo de toda nuestra geografía. A este respecto, este año San Pedro Alcántara ha tomado la delantera a Marbella. El pasado lunes arrancaba la feria del libro con el pregón ‘Los jueves, milagro’ –en alusión a la película de Berlanga- pronunciado por el escritor Antonio Gómez Montes, sampedreño de adopción. Esta apuesta cultural contará con la presencia de otros autores como Lorenzo Silva, J. J. Armas Marcelo e Ignacio Algueró, donde también estarán presentes las librerías Caracuel, Delta, María Zambrano y Espacio de Lectura NobeL Y aunque nos gustaría dejarnos llevar por el entusiasmo de esta fiesta de la literatura, lo cierto es que como señaló Montes en su pregón es casi un milagro que en los tiempos que corren siga habiendo personas empeñadas en escribir y en publicar. Lamentablemente no podemos sustraernos del reciente revuelo causado por el último informe Cegal que estima que en lo que va de año las ventas de libros en España han descendido entre un veinte y un treinta por ciento. Los expertos aseguran que la industria literaria está abocada a la reconversión, pero mientras llega ese momento algunas editoriales se mantienen con propuestas interesantes que se salen de lo común. En este sentido, destacan la malagueña ZUT y la madrileña Impedimenta, las cuales apuestan por la literatura como necesidad, donde tienen cabida títulos que nunca han sido traducidos al español u obras que pese a su indudable calidad no son lo suficientemente conocidas. En el caso de Impedimenta, capitaneada por Enrique Redel, su consigna no es rescatar títulos raros o novelas inacabadas, sino publicar solo aquellos volúmenes que susciten interés e ilusión. Porque como reconoce Redel, hoy día «una editorial es un salto al vacío», por lo que no se debe tomar esto como un negocio, sino como un oficio que tiene algo de glamour. En definitiva, títulos imprescindibles para llevar con nosotros, en todo momento. Una impedimenta que, a diferencia del equipaje que estaban obligados a portar los legionarios romanos, no constituya una pesada carga, sino un valioso material con el que ir construyendo nuestro universo personal y literario.
Por Sara Rodríguez Mata