El responsable de la Editorial independiente madrileña Impedimenta, Enrique Redel,mantuvo ayer un encuentro con los lectores y esbozó una semblanza del actual panoramaliterario nacional en la Librería Nemo de nuestra capital, con motivo del primer aniversario de la misma.
Impedimentase incluye en el marco de los nuevos editores literarios que desafían el convulso panorama que vive el sector, ¿una alternativa a las directrices existentes?
Sí, desde hace unos años existe una nueva hornada de editoriales independientes surgidas en la última década –Impedimenta tiene ocho años de andadura en concreto– que han dado un revolcón al mercado editorial, constituyéndose en alternativa a esas viejas editoriales que son absorbidas por grandes grupos. A la vez, han nacido también una serie de librerías, caso de Nemo,muy militantes en la defensa de la lectura como opción de ocio, que aspiran a convertirse en un espacio de encuentro, no meramente un despachos de libros.
¿Apuestan especialmente por cuidar mucho la edición y la calidad final del producto?
Así es, nosotros no hacemos libros de usar y tirar. Somos ávidos lectores y fanáticos de esos libros de usar y guardar, para eso debes cuidar muchísimo la traducción, cuidar al máximo el detalle o elegir los mejores materiales para la impresión. En definitiva, queremos que el libro no sea un mero producto industrial, sino
que sea un mecanismo cultural, igual que las buenas películas o series.
¿Están especializados en algún género?
Nosotros publicamos sobre todo narrativa, en un 85 por ciento aproximadamente, y concretamente clásicos modernos, es decir libros referentes de las últimas dos, tres o cuatro décadas. Para que te hagas una idea, preferimos publicar las obras de Penelope Fitzgerald, una autora ya fallecida que es reivindicada actualmente
como una de las grandes escritoras en lengua inglesa del siglo XX, que a la típica autora de 25 años que acaba de publicar su primera novela sobre la realidad actual. Además, tenemos una colección titulada El Chico Amarillo –homenaje al protocómic The Yellow Kid– centrada en novela gráfica y libro ilustrado que es nuestra colección estrella, algunos de esos libros fueron premiados en el Reino Unido como publicación del año. Me gusta mucho ese género, porque antes de ser editor fui dibujante de cómic, y es una colección donde vuelco todos mis gustos.
¿Podría citar a algunos autores por los que Impedimenta haya apostado especialmente en estos años?
Te hablaré en concreto de dos: el rumano Mircea Cartarescu, que suena año tras año en todas las quinielas de los Nobel de Literatura, un autor absolutamente genial que es un ídolo en su país o en Alemania y Suecia y para nosotros constituye una gran apuesta; otra autora de la que editamos regularmente obra es la ya citada
Penelope Fitzgerald, a la que descubrimos por una obra maravillosa titulada La librería, novela que Isabel Coixet llevará al cine próximamente. Pienso que la labor del buen editor es descubrir nuevos talentos, a pesar de que puedan estar olvidados, y volverlos a ponerlos en el mercado.
¿Es desalentador leer las encuestas sobre las actuales tendencias de ocio entre la gente más joven?
Creo que nosotros nos deberíamos adaptara ese público y tratar de convencerle de que la lectura es una opción de ocio igual de válida que cualquier otra. Yo soy un fanático de las buenas series de televisión o de los videojuegos, me gusta mucho el cómic, pero a la vez el libro me da algo que no encuentro en ningún otro lado: la profundidad, porque la lectura es la única actividad que conlleva parar cualquier resto de cosas que estés haciendo.
En materia cultural o de fomento a la lectura, ¿podría hacerse mucho más desde las administraciones públicas?
Más que políticas de fomento a la lectura creo que el gran error de las administraciones ha sido desamparar a las bibliotecas, uno de los elementos fundamentales del tejido cultural, porque compran libros a las librerías y hacen que la gente pueda acceder a obras de forma gratuita. En lugar de dotarlas de dinero para libros las han dotado de fondos para adquirir lectores de libro electrónico, algo que sólo interesa a las grandes empresas tecnológicas.
Por V. M. (La Tribuna de Albacete).