He leído EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES de la escritora moldava Tatiana Ţîbuleac.
Con un arranque descarnado y perturbador, la autora nos introduce de sopetón en una historia que prevemos difícil y desgarradora, narrada en primera persona por un joven inestable, con un comportamiento irascible y cruel hacia su madre, a quien desprecia y odia.
La autora despliega una enorme intensidad narrativa y un tono directo y crudo en una primera parte que deja al lector sin respiración, pero a medida que se desarrolla la trama, esa intensidad va templándose, llegando a momentos de gran ternura, lirismo, emoción y belleza.
Con un gran dominio del lenguaje y de los tiempos narrativos, Ţîbuleac va desgranando una amarga historia de soledad, rechazo e incomprensión, que encaja a la perfección con una conmovedora historia de amor, redención y aceptación, que toca la fibra y atrapa al lector.
Yolanda Castilla Galdos