El japonés Ōgai Mori escribió en 1890 La bailarina para reflejar la falta de fuelle y fuerza que tienen las relaciones construidas sobre intereses individuales y no sobre un amor verdadero. La bailarina (Impedimenta) es el claro ejemplo de cómo cuando dos almas se unen por interés y ese interés lo barnizan y camuflan como amor, lo fácil que es soltar lastre y abandonar al otro a su suerte puesto que la fuerza del amor puede con todo y los interés cambian, se modifican, y no perduran en el tiempo. La bailarina es un relato cruel en su honestidad y bello en la pureza de la narración, es la crónica que escribe Toyotarō Ōta de regreso a Japón en uno de sus cuadernos, sobre su encuentro en Berlín con la bella bailarina Elise, un encuentro que está desde el minuto uno condenado al fracaso puesto que en realidad entre ellos no hay nada salvo un interés económico por ambas partes. La bailarina es un relato sincero sobre un falso amor que llega a nosotros a través de los siglos y desde el Japón para recordar que pocos afectos tienen la consistencia del amor verdadero. Ese que perdura en el tiempo. Ese que nunca acaba aunque vengan mal dadas. Interesante lectura.
«La bailarina», de Ōgai Mori en Reseñando
...En concreto, en este momento, soy consciente de la falibilidad de las emociones humanas y me duele especialmente lo veleidoso de la naturaleza de mi corazón.