Un retrato a medio camino entre el relato y la crónica sobre la epidemia que devastó la ciudad de Londres (y alrededores) convirtiendo a los seres humanos en héroes y, a la par, transformándolos en los seres más viles. Con minuciosa precisión en los planteamientos y la lucidez aventurada de uno de sus mejores momentos (más allá de la citada o la que sería Moll Flanders) Defoe eleva la literatura inglesa de la época a una categoría inigualable en representación y modernidad. En estilo y en precisión. Qué más os vamos a decir de Daniel Defoe…, que lo leáis.