Como dice Juan Bonilla, “Para Perec lo simpático no era correr, sino inventarse los obstáculos que había que esquivar”. Editorial Impedimenta continúa en su labor de dar a conocer textos de este autor francés, Georges Perec, que despierta pasiones entre todos los lectores (y escritores) que buscan una literatura personal y libre de géneros. La que ahora sale a la luz, en la traducción de Mercedes Cebrián (de la que en enero tendremos nueva novela, La nueva taxidermia, editada por Mondadori), es La cámara oscura, una colección de 124 sueños que Perec recogió entre 1968 y 1972.
«Alcancé tal práctica que los sueños me llegaban escritos a la mano, incluso con sus títulos», cuenta el autor. «Terminé por admitir que esos sueños no habían sido vividos para ser sueños, sino soñados para ser textos; que no eran la vía regia que yo creía que serían, sino caminos tortuosos que me alejaban cada vez más del reconocimiento de mí mismo.» La cámara oscura es un libro repleto de sorpresas y asociaciones inesperadas, un artefacto onírico que no pretende «recontar» la propia historia, sino descubrir tesoros ocultos que nacen en el mágico momento en que todas las barreras están levantadas.