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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Un rey sin diversión», de Jean Giono

Por otro lado, el hecho de que la obra de Jean Giono se construya sobre una profunda reflexividad filosófico-existencial, no implica que la construcción literaria del texto no sea fluida, el argumento fascinante o la lectura agradable.

Las “Crónicas novelescas” que inauguró con este libro podemos entenderlas, precisamente, como el inicio de esta línea de investigación creativa. Textos duales donde se mezcla lo bello y lo duro, lo vivo y lo muerto, lo puro y lo impuro. Un mensaje humanista sobre esa tensión vital, esa dualidad del ser humano, donde lo mejor y lo peor se simultanean. El ying y el yang, fuerzas fundamentales en todo lo vivo, opuestas pero complementarias, interdependientes y dialécticas, donde cada una contiene a su opuesto, distinguibles pero también inseparables.

La hermosa naturaleza de su Provenza natal, sus paisajes y parajes, le sirven de lienzo sobre el que proyectar este sentido existencial de lo vivo. Objetivamente, la naturaleza posee la fuerza inherente con la que expresar esta dualidad, prácticamente cada elemento posee ese doble ser con el que Giono juega: los árboles y las flores, los claros y las frondas o, con intensidad en esta novela, la nieve. Subjetivamente, algunos de los momentos vitalmente más intensos de la vida de Giono han tenido lugar en estos espacios provenzales o en otros similares: desde su infancia hasta su experiencia bélica.

En cierto sentido, cuando la crítica busca interpretar las ideas tras el hombre y su obra, aluden al panteísmo o al humanismo, independientemente. Cuando lo más probable es que no podamos hacer una lectura completa de Giono sin conseguir movernos por un punto de equilibro entre ambos conceptos.

Para comprender cómo es posible llegar a esta situación homeostática a partir de dos ideas tan aparentemente distintas, transcendente una y mundana la otra, creemos puede resultar útil fijar nuestra atención un momento en el fascinante personaje que es Langlois. Aunque inicialmente resulta un personaje ajeno, que llega para resolver unos extraños acontecimientos de extrema crueldad acontecidos en la zona, pronto su comunión con el entorno acaba connaturalizándolo, primero, y convirtiéndolo poco a poco en el eje de la vida de los demás, después. Situándose como el referente ejemplar elegido por Giono para mostrarnos su forma de acceso a esa realidad compleja. De hecho, de los varios tiempos desde los que se nos narra la novela, son la voz y las referencias a Langlois las que con mayor claridad definen este acceso a una naturaleza dual de todo lo existente.

Por otro lado, el hecho de que la obra de Jean Giono se construya sobre una profunda reflexividad filosófico-existencial, no implica que la construcción literaria del texto no sea fluida, el argumento fascinante o la lectura agradable.

Casi como consecuencia del suave balanceo entre lo transcendente y lo mundano, ‘Un rey sin diversión’ (Impedimenta, 2011) se hace eco también de un fuerte discurso social. Pues, ante su incapacidad para situarse en el mundo, el ser humano se ve abocado a elegir entre la acción sin sentido (dónde entra la violencia y, como su reflejo, también el pacifismo), o la pasividad del tedio –situación ejemplificada por la metáfora de Pascal que Giono extrae de sus ‘Pensamientos’ y da título al libro. De ahí que su discurso social sea lo que, habitualmente, mejor llega al lector y que, a partir de él, se acceda en segundo plano a sus demás reflexiones.

Esta estupenda edición de Impedimenta viene, además, acompañada de una “Introducción. Jean Giono, la crueldad y la nieve”. Un texto breve a forma de guía de lectura donde el lector puede hacer una idea, general aunque precisa, de quién es nuestro autor, cómo situar su obra, y cómo situarse además dentro de esta fascinante novela de reflexión filosófico-existencial y dura crítica social que es ‘Un rey sin diversión’ (Impedimenta, 2011).

Por Francisco Martínez Hidalgo