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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Reseña: «La juguetería errante», de Edmund Crispin

Como podéis ver por la ficha que hay encima, La juguetería errante es el tercer libro de una extensa saga basada en las investigaciones de Gervase Fen, profesor de literatura inglesa.

A pesar de lo que pueda parecer, los libros se pueden leer de forma totalmente independiente así que no hay problema por que la editorial haya decidido empezar a plublicar la casa por el tejado por donde le ha dado la gana.

En esta ocasión contamos con un poeta un tanto especial que decide «exiliarse» en Oxford y que se encuentra, de buenas a primeras, con una juguetería donde hay un cadáver de una mujer que parece haberse esfumado de una noche para otra. Como eso no tiene ni pies ni cabeza, decide acudir a Fen, compañero y amigo, para que le ayude a resolver el misterio (porque, obviamente, la policía solo sirve para regular el tráfico xD).

– Bueno, creo que lo mejor es que vaya a la policía – dijo Cadogan -. Si hay algo que detesto en el mundo es esas novelas en las que los personajes no van a la policía cuando no tienen ninguna maldita razón para no hacerlo.
– Tú tienes una maldita razón para no hacerlo de momento.
– ¿Cuál?
– Que los pubs ya han abierto (…). Vamos a tomar un trago antes de que cometas una imprudencia.

En fin, volvamos al tema que me ocupa. La juguetería errante es un libro que mezcla grandes dosis de humor y de misterio. Algunas persecuciones son dignas de Benny Hill (de verdad que sí) y no he podido evitar soltar más de una carcajada. No es muy común que encontremos estas dos características juntas en un libro (dejando de lado el cozy-mistery y demás) pero la mezcla me ha resultado más que sorprendente y agradable.

Esto está pasando de comedia a farsa – dijo Fen secamente -. Y no hay ni un gramo de sentido común en todo ello.

El caso en sí es bastante retorcido, extravagante y peculiar (todo junto pero no revuelto) y dudo mucho que nadie sea capaz de ver de antemano por donde van a ir los tiros. Al final parecía que te encontrabas ante un tablero de Cluedo y dudabas entre «la señorita Escarlata en el salón con un candelabro» y «el señor mostaza en la sala de billar con un gato resabiado».

Los personajes tienen todos características que los hacen tan raros como adorables. Ya simplemente partiendo del coche que gasta Fen hasta la labia de Cadogan, con sus poemas tan poémicos. También quería comentar que aparecen unas cuantas referencias a obras de la época y que el libro cuenta con un buen puñado de anotaciones a pie de página más que interesantes.

La edición, como era de esperar, es una monosidad. El tacto del papel me encanta (no lo puedo evitar, me encanta xD), tanto la cubierta como la sobrecubierta son una preciosidad y todo está cuidado al detalle. Como siempre, increíble trabajo.

Como no sabía muy bien qué esperarme de este libro, aunque sí tenía claro que me iba a gustar, me he quedado con una más que agradable sensación lectora en mi interior y estaré atenta por si Impedimenta decide publicar algún libro más de esta saga.