Emmeline Lucas (conocida por todos como Lucía) y su inseparable escudero George Pillson alquilan sendas viviendas para pasar el verano en el pueblecito. Lucía, recientemente abandonado el luto por su difunto y querido esposo, llega cargada de buenas intenciones, pero pronto queda claro que la señorita Mapp pretende ejercer sobre ella el mismo control que sobre el resto de los habitantes de Tilling. Evidentemente, la pobre Elizabeth no sabe a quién se enfrenta, y no tardará en desatarse entre ambas mujeres una guerra feroz (espoleada principalmente por la mezquindad de Mapp). Sólo puede haber una reina en el lugar, y los ciudadanos (secretamente complacidos por un conflicto que, al fin y al cabo, servirá para aportarles un inmejorable entretenimiento) tendrán que tomar partido por una de las dos pretendientes al trono.
Las novelas de E. F. Benson no tratan sobre los grandes temas de la existencia humana, ni pretenden generar en el lector epifanía alguna. Sí que critican determinada forma de vida y a ciertos personajes abundantes en la sociedad de su época, pero da la impresión de que lo hace con la benevolencia propia del que no puede evitar sentirse abrumado por la nostalgia al comprobar como algunas cosas nunca volverán a ser como antaño. Su visión del esnobismo apreciable en tantos de los personajes que pueblan las páginas de sus obras viene suavizada por un humor fino y amable, alejado de cuestiones tan controvertidas como el sexo o las intensas pasiones amorosas presentes en otro tipo de novelas.
Me enamoré de Emmeline Lucas en Reina Lucía, editada el año pasado por Impedimenta, y ese extraño amor por un personaje literario tan egoísta y manipulador se ha acrecentado tras leer esta exquisita Mapp y Lucía, donde las maquinaciones de una Elizabeth Mapp con una moral muy por debajo de la de mi querida Lucía, han logrado que me sienta identificado con ese Georgie que adora a su señora hasta el punto de perdonarle esos defectillos que, de cuando en cuando, no puede evitar detectar en ella.
Mapp y Lucía es la cuarta novela de la serie, y puede disfrutarse perfectamente sin conocer las anteriores, gracias sobre todo a la magnífica labor de José C. Vales, cuyo prólogo y abundantes notas a su propia traducción de la novela convierten la lectura de la misma en un verdadero placer. Quedo a la espera de ese nuevo libro de Benson que, estoy seguro, Impedimenta no tardará en regalarnos. Confío en que la espera no se me haga demasiado larga.
Por José Rafael Martínez Pina