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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Más que género

La editorial Impedimenta reedita “Solaris”, de Stanislaw Lem, un clásico de la literatura de ciencia-ficción.

La interminable carrera espacial en la que se enfrascaron Estados Unidos y la URSS durante toda la Guerra Fría no sólo se desarrolló a través de pruebas de armamento, lanzamientos espaciales o paseos por el cosmos.
La literatura de ciencia ficción de la época no fue ajena al clima de tensión bipolar que amenazaba al mundo y vio cómo surgían dos corrientes bien diferenciadas en cada una de las dos partes que separaba el Telón de Acero. A un lado, los autores del mundo capitalista abogaron por un maquinismo y un cientificismo exagerados que hacían de sus obras en ocasiones tratados de avances futuristas. Al otro, los escritores que se inscribían en el ámbito de influencia soviética crearon una literatura destinada a mostrar mundos utópicos. Influidas notablemente, como toda manifestación artística, por las directrices de los aparatos culturales estatales, las novelas producidas en territorio comunista presentaban a sus lectores un sistema de vida ideal identificado con el perseguido por la dictadura del proletariado para mantener así vigente los postulados de la revolución. Hubo excepciones, sin embargo, que lograron trascender este maniqueo y simplista panorama. Una de ellas fue la de StanislawLem. Como la de muchos otros, su biografía pone de manifiesto los horrores del siglo XX. Nacido en 1921 en Lwow, ciudad que ahora pertenece a Ucrania pero que en la época formaba parte de Polonia, el gran damnificado de todos los movimientos bélicos del pasado siglo, cumplió la mayoría de edad al mismo tiempo que estallaba la II Guerra Mundial. Perseguido por los nazis por sus orígenes judíos y por su colaboración con la resistencia, Lem estuvo varias veces al borde de la cámara de gas, de la que, según confesó varias veces, se salvó “de pura casualidad”. Quizá la seguridad de saberse un superviviente y de disfrutar por ello intensamente de lo que le pudo ser arrebatado de no ser por la suerte fue la que le llevó a hacer siempre de su discurso un ejercicio lleno de humor que invitaba a reflexionar, como demuestra, por ejemplo, la serie narrativa protagonizada por el antihéroe Ijon Tichy, viajero espacial que recorre diversos mundos y dimensiones temporales. Curiosamente, en su obra más conocida, “Solaris” –llevada al cine en dos ocasiones: en 1972 por AndreiTarkovski, y recientemente por Steven Sodebergh, y recuperada ahora para los lectores españoles en el catálogo de la siempre estimulante editorial Impedimenta-, ese típico sarcasmo es sustituido por un ambiente angustioso e inquietante dominado por el inmenso océano planetario que le da nombre, capaz de controlar las emociones humanas a través de la recreación de los recuerdos y las emociones. Claustrofóbica y oscura, “Solaris” es mucho más que una novela de ciencia ficción capaz de mostrar la vida en una estación espacial: es, sobre todo, una reflexión existencial sobre la incomunicación y los miedos humanos contemporáneos.