Eso sí, como no podía ser de otro modo, cada parodia, cada situación hilarante o cada personaje destila ingenio, sutilidad y un finísimo sentido del humor difícil de igualar.
Comenzando por Ivy Compton-Burnett, la más veterana, hasta la casi contemporánea Beryl Bainbridge, la lista de estas grandes damas de las letras británicas –injustamente relegadas a un segundo plano durante más de medio siglo- es enorme: Muriel Spark, Penélope Fitzgerald, Barbara Pym, Edith Sitwell, Joan Linday, Stella Gibbons, Joan Aiken… Aunque, por fortuna y gracias a los nuevos sellos editoriales que nos han brindado la oportunidad de redescubrir la calidad de sus obras, los amantes de la literatura estamos de enhorabuena. Buen ejemplo es la editorial Impedimenta que, especialmente prolífica en la recuperación de las ‘grandes’, nos ha deleitado con títulos como Las señoritas de escasos medios o Los solteros, ambas de Muriel Spark. Tras el éxito de La hija de Robert Poste (y toda la saga Flora posterior) es Stella Gibbons quien salta de nuevo a nuestras librerías con Westwood, otra novela deliciosa que, plena de ingenio y energía, nos habla del amor y la nostalgia.
Ambientada en el turbulento y bombardeado Londres de la Segunda Guerra Mundial, Westwood narra la historia de Margaret Streggles, una joven de aires janeaustenianos, con un talento innato para pasarse el día en las nubes, un temperamento romántico y todo tipo de aspiraciones culturales. Su madre insiste en que “no es el tipo de muchacha que atrae a los hombres”. Pero una cartilla de racionamiento y toda una cohorte de intelectuales, artistas y aristócratas van a cambiar por completo la vida de nuestra heroína. Divertida e ingeniosa, Westwood es una obra perfecta para degustar una tarde de lluvia –como la que hoy nos espera, dicen– al más puro ‘estilo british’: al calor del hogar, taza de té mano y unos scones con mantequilla… Feliz lectura. Life looks good.
Por Ana M. Serrano