Pero también da la impresión de que San Basilio sabe que la autoflagelación no ayuda a remontar el agobio ni a que a uno se le desamontone el temporal. De ahí que un sereno sentido del humor recorra todas las líneas de El joven vendedor… Un tipo llamado Israel, que trabaja en un centro comercial, cae un buen día en las garras de un libro de autoayuda que le mueve a llevar «un estilo de vida fluido».Ya se imaginan que ese género de recomendación conduce inevitablemente a una forma de pasividad que puede llevar a su vez a un nihilismo infernal, a un descenso a las zahurdas más hórridas.Todo en 24 horas y sin apenas salir del centro comercial.
Al infierno puede entrarse desde el centro comercial
Se diría, de seguro sin yerro, que a San Basilio (1970) no le acaban de gustar los contornos que va tomando el mundo. De ahí que por las rendijas de su estilo reflexivo, sembrado de preguntas y de respuestas, se le cuelen hilos de amargura.