Esta es la segunda novela que el escritor madrileño, que durante algunos años trabajó como periodista en Sevilla, ambienta en el parque comercial de La Vaguada, de ahí que haya afirmado que «en un centro comercial cabe el universo entero».
El escritor ha confesado que se ha servido de su experiencia como dependiente en varios centros comerciales y en una de las tiendas del Aeropuerto de Barajas, espacio que ha descrito como «otro mundo de tiendas y comedores especializados para empleados», un ambiente que le sirvió para escribir un relato.
«Aquel relato no solo me lo publicaron sino que, contra lo que es habitual me lo pagaron, algo insólito», ha comentado con el humor que caracteriza sus narraciones, mientras que de la experiencia de dependiente ha asegurado que le aprovechó para «conocer al ser humano, tanto por las relaciones con los clientes como con los compañeros; se viven muchos picos de tensión».
«El estilo de vida fluido» al que se refiere el título forma parte de la crítica de San Basilio a los libros de autoayuda, cuyo contenido ha definido como «una columna de humo que asciende desde la nada».
El protagonista de «El joven vendedor y el estilo de vida fluido» (Impedimenta), un joven que trabaja de dependiente «en un córner de una tienda empotrada en otra tienda» ha adoptado el estilo de vida que un libro de autoayuda le recomienda para convertirse en mejor persona, lo que no le terminará facilitando las cosas.
Según San Basilio, los libros de autoayuda existen «por esa necesidad que tiene todo el mundo de que le digan obviedades del tipo ‘hay que trabajar para vivir, y no vivir para trabajar'».
Sobre el hecho de asociar la felicidad al consumo, el autor ha señalado: «El consumo me interesa como trastorno, cuando se convierte en algo compulsivo, cuando sirve para satisfacer la ansiedad y la infelicidad».