Se supone que la intención de los alemanes era el intercambio de estos acaudalados judíos por generales y otros militares alemanes apresados en el bando enemigo, pero para ello el acaudalado grupo, que ahora se encuentra en un campo de concentración polaco, sólo será repatriado si se hacen cargo ellos mismos de todos los gastos ocasionados para llevar a cambio este rescate. A estos veinte hombres se une la joven de diecinueve años Kateřina Horovitzová que diciendo: “…¡pero yo no quiero morir! se libra de acompañar a su familia a la cámara de gas donde perderían la vida sin ella saberlo. El portavoz del grupo de los veinte, Herman Cohen, decide tomarla como ayudante y así se convierten en veintiuno. El sádico encargado del campo, en el uso de una retórica cargada de terrible hironía, les pasa recibos a todos ellos por los gastos de la repatriación, les pedirá dinero por todo y cuando digo todo me refiero a cosas como el uso de las vías férreas o el combustible del barco que se supone los llevaría a Hamburgo. Los judíos parecen ir comprendiendo a mediad que se van acercando a un trágico final.
El lector es partícipe, desde el comienzo de la novela, de la angustia de los protagonistas judíos, sufre el terror de ellos, quiere negarse a la evidencia como ellos lo hacen pero no lo consigue porque descubre, casi desde el comiendo, cuando lee las palabras “solución final” el desenlace que se encontrará cuando termine la historia aunque, ciertamente, no piensa que será tan cruel.
Es esta una novela con un lirismo digno de un poeta, quizás por ello, su autor estuvo en las quinielas del nobel en varias ocasiones. La narración discurre por unos cauces muy regulares, tanto como el trayecto del tren que lleva a los personajes hacia la libertad, que te conducen a lo largo de toda la novela sin sobresalto alguno más allá de los producidos por la propia trama de la novela, la alegoría que el sastre del campo hace sobre la ceniza simplemente te hiela la sangre. Es, en pocas palabras, una novela, o cuento, o relato de apenas 160 páginas, magistral, un deleite para el lector. La recomiendo a todos aquellos aficionados a esta época.