La verdadera capacidad del buen escritor reside en sorprender y agradar al lector. Es posible escribir bien y no transmitir nada.Y también es posible no tener un gran dominio del lenguaje y, en cambio, emocionar. ‘El joven vendedor y el estilo de vida fluido’ no es, quizá, una obra trascendental, pero sí amena y original. Fernando San Basilio adopta un modo narrativo diferente, paralelo al de la vida real, en el que los acontecimientos se suceden y estos son descritos por el narrador del mismo modo que parece valorarlos su protagonista, con una especie de filtro que las ondas negativas no traspasan. Todo el monte es orégano y de color rosa. Israel trabaja como dependiente en el córner La Gran Central del Artículo de la firma Fitcher-Crombie, situado en el centro comercial La Vaguada. Soñador y romántico, su vida cambió al leer el libro de autoayuda ‘El estilo de vida fluido de Archibald Bloomfield’, una especie de tratado de buenas costumbres y armonía vital escrito por un tal Harry Bloomfield. Con las normas de conducta de este libro Israel será mejor persona, o eso cree él, que se toma todo de otra manera más positiva, pragmática y filosófica, no deja que nada le trascienda ni le afecte y vive en un estado de semiconsciencia, casi como un hombre invisible. A partir de ahí, las peripecias que vive cobran un nuevo sentido. La novela es un enredo por el valor de situar a un personaje excéntrico en un contexto cotidiano, como es un centro comercial. Y el talento narrativo del autor se demuestra al construir una novela desarrollando lo que sucede en apenas unas horas, una jornada de trabajo, desde que entra hasta que sale de La Vaguada (la propia editorial la compara con el ‘Ulises’ de James Joyce). La Vaguada es el microcosmos en el que se desarrolla la obra, un pequeño universo fuera del cual parece no haber vida. Las flores agotadas de una promoción en una de las tiendas, una oferta de pintas de cerveza negra y un grupo de adolescentes que pasan el día probándose ropa que no compran y bebiendo gratis añaden interés a unanovela aparentemente inane pero a la que se le puede sacar mucho jugo. Toda la obra de San Basilio tiene un doble sentido y está narrada con ironía y humor, con diálogos medidos y un poderoso chorro de prosa. Y con frases de vena comercial tan valiosas como «La palabra gratis contra la palabra euros es una batalla perdida de antemano». Cada vez que aparece una situación inesperada, un giro del destino, el protagonista acude y adopta los ideales de ‘El estilo de vida fluido’. Así sobrellevará la jornada, en la que supera el Día del Producto, aunque trabajar, la verdad, no trabaja nada. Todo un héroe. Fernando San Basilio jalona la narración con eslóganes ingeniosos y reconocibles que nos desvelan lo absurdo del lenguaje del marketing y cómo nos dejamos convencer por frases banales que apenas llaman la atención. Eso, sin mediar ‘El estilo de vida fluido’, quizá porque es menos complicado permitir que estemos alienados.
Por Diego Marín A.