Nacida en Londres, fue la mayor de tres hermanos en el seno de una familia que suponía el ejemplo de la clase media inglesa suburbana, y que se encargó de darle una educación típicamente femenina.
La hija de Robert Poste, una parodia del pesimismo rural de la época en la Inglaterra profunda, cuenta la historia de Flora, una joven huérfana a la que sus padres apenas dejan dinero como para mantenerse tras darle una educación «cara y larga», por lo que debe ingeniárselas para tratar de sobrevivir. Así pues, decide vivir a costa de sus familiares, los Starkadder, dueños de una granja en el condado de Sussex. La confrontación entre la urbanita Flora y los rudos habitantes de Cold Comfort hará saltar chispas entre todos sus habitantes.
El libro, divertido e ingenioso, es un mítico long-seller considerado la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX —aunque fuera prohibida en la recién nacida República de Irlanda por su velada defensa de la contracepción—. La obra tuvo varias secuelas, que se publicaron en 1940 y 1949, pero no alcanzaban la misma actualidad ni fuerza literaria que el original.
En 1933 la obra ganó el Premio Femina y le dio fama a Gibbons durante toda su vida y más allá, dado que aún hoy, décadas después de su muerte, se sigue reeditando con éxito el clásico.
Un año después, en 1934, Gibbons aceptó el galardón en Londres, y a cambio recibió cuarenta libras y el desdén de la mismísima Virginia Woolf, que antes la elogiaba — en 1930, Gibbons publicó The Mountain Beast, una colección de poesía que dedicó a su madre, y que había sido admirado por Woolf—.
En 1966 la propia autora dijo que esa novela era «como un familiar al que se le tiene agradecer mucho, pero que a menudo es una vergüenza con la que se debe cargar», dado que en sus párrafos Gibbons satiriza ampliamente las narraciones rurales de otros escritores como Mary Webb, Thomas Hardy o D. H. Lawrence.
Rescatada en castellano en 2011
Como bien apunta un artículo publicado por el rotativo inglés The Guardian en agosto del pasado año, «Gibbons fue una autora cuyo ingenio incisivo se extendía mucho más allá de los confines de la obra que la lanzó al estrellato», la historia de Flora Poste.
A lo largo de su carrera, Gibbons logró editar hasta 32 obras, a la vez que trabajaba como periodista para diferentes medios ingleses. Veinticinco novelas, entre las que destacan Basset (1933), Enbury Heath (1935), Nightingale Wood (1938) o Here Be Dragons (1956), amén de tres volúmenes de relatos y cuatro libros de poesía, la mayoría de ellos muy vendidos y celebrados en el mundo anglosajón.
En España, la Editorial Impedimenta ha apostado recientemente por recuperar, además de su obra mítica, dos de sus títulos en castellano: Flora Poste y los artistas (1949) y Westwood (1946).
La primera supone una continuación de su obra cumbre. En ella Flora vuelve a la carga para socorrer a los Starkadder, propietarios de la granja de Cold Comfort. La finca ha sido rehabilitada como un museo decorado en falso estilo rústico inglés, y se convierte en el lugar de celebración de una conferencia del Grupo de Expertos Internacionales, entre los que se cuentan inefables pintores, escultores insufribles y excéntricos sabios orientales,
Westwood, por su parte, está ambientada en el turbulento y bombardeado Londres de la Segunda Guerra Mundial, y narra la historia de Margaret Streggles, una joven de aires janeaustenianos, con un talento innato para pasarse el día en las nubes, un temperamento romántico y todo tipo de aspiraciones culturales, «una novela deliciosa, plena de ingenio y energía, acerca del amor y la nostalgia», explica la editorial.
Por Verónica Vicente