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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Afortunado en el juego…

El autor de moda del Este de Europa es rumano y responde al nombre de Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956). A su alrededor se ha formado una cohorte de admiradores que, como un alud tan hiperbólico como repetitivo, ha llevado a un agasajo unánime y a citarlo como candidato al Nobel.

Encantaron sus otros libros publicados por Impedimenta, el cuento «El ruletista», y la sorprendente novela corta «Lulu», e iremos conociendo el resto de una obra que está enmarcada en la experimentación joyceana pasada por el tamiz del posmodernismo. La traductora, Marian Ochoa, como en las dos ocasiones anteriores, vuelve a hacer un gran trabajo, pues no será nada fácil captar esa prosa tan retórica y de tono introspectivo. Además, el libro cuenta con la introducción de un incondicional de Cartarescu, Edmundo Paz Soldán, que destaca el onirismo del autor, el uso que hace de los sueños como una realidad más asignada a la que acontece en la vigilia.

Cartarescu publicó «Nostalgia» en 1993, calificándola de novela cuando en realidad es un conjunto de cuentos. La clave reside en que, como apunta el narrador boliviano, «los cinco textos que lo componen están narrados por el mismo personaje/narrador, y que cada uno de ellos mantiene múltiples asociaciones simbólicas con los otros textos». Esa asociación es, así, producto del pasado que nunca habrá de volver; también de lo metaliterario, como se lee en «El ruletista». Un cuento éste muy superior al resto, en los que los sueños («El Mendébil»), la evocación de la juventud («Los gemelos»), lo fantástico-borgeano («REM») y la obsesión de un hombre con el claxon de su coche («El arquitecto») no alcanzan la intensidad de ese magistral texto sobre un tipo con una suerte descomunal cuando juega a la ruleta rusa.

Por Toni Montesinos