Sin olvidar las circunstancias más difíciles que sacudieron a la escritora durante su juventud y que dejaron en ella una permanente huella de tristeza y nostalgia, los autores de este bello libro también han querido reflejar a la pequeña Virginia Stephen (su apellido de soltera) traviesa y feliz que gozaba de los suaves veranos en Talland House –la mansión estival de la familia en la costa de Cornualles–, a la “joven de lengua afilada que en pocas palabras trazaba un retrato humorístico y cáustico de sus contemporáneos”, a la mujer inteligente y culta que reivindicaba la independencia femenina; el camino, en fin, de una escritora apasionada y en permanente búsqueda de verdades, de respuestas e incluso de una felicidad que no llegó a alcanzar. Porque en Virginia Woolf, pese a su carácter depresivo, existía un impulso vital extraordinario, una fuerza interior que Michèle Grazier pone de manifiesto en este álbum, ilustrado con esa delicadeza poética que solo un dibujante como Bernard Ciccolini es capaz de plasmar.
Michèle Gazier es profesora de español y ha traducido al francés obras de escritores como Manuel Vázquez Montalbán, Juan Marsé o Francisco Umbral. Es, además, creadora de una obra propia.
Bernard Ciccolini ha trabajado como dibujante de cómic, director de arte y editor. Ha ilustrado colecciones de libros infantiles y es, además, coautor de la reciente edición del clásico Cyrano de Bergerac, publicado en 2007.
Por Ana M. Serrano