Nunca me había considerado una esnob, pero cuando empiezo a leer y lo primero que me encuentro es una lista de libros odiados por quienes forman esta “tribu literaria” y en segundo lugar aparece uno de los títulos que más aprecio, como es El principito de Antoine Saint-Exupèry, lo tuve aún más claro: no pertenezco al club.
Aún así, y una vez superado el disgusto, con cada nuevo salto en el abecedario de este diccionario descubría algo nuevo que me intrigaba e incitaba a saber más. ¿Qué es exactamente a técnica del cut up, el denominado happy few, o el namedropping? ¿Quienes forman parte del Club de los Bigotes Largos, o quienes son los conocidos como “cuellos vueltos”? ¿quiénes defendían el llamado periodismo gonzo?
FabriceGaignaultFuente: Impedimenta.es
Fabrice Gaignault, el autor que ha seleccionado y comentado cada uno de los individuos que por las páginas discurre, también me ha presentado a una sucesión de escritores de los que sólo conocía el nombre y pocos detalles más, y en algunos casos, nada en absoluto. Alguno de mis reencuentros y nuevos conocidos son la tatuada y andrógina Kathy Acker, quien en la década de los sesenta se dedicaba a hacer striptease en pleno Times Square para ganarse la vida, y que participó de forma muy activa en la vida literaria y muscial del SoHo y San Francisco.
Max Aub, que durante los años 20 y 30 compartió cafés, conversaciones, y espacio, con Buñuel, Dalí, Miró, o Picasso. Willam Borroughs como representante de la Generación Beat, que tanto interés me provoca, y al mismo tiempo tanto me cuesta leer (para disfrutar en pequeños sorbos, pero imprescindible), el Chelsea Hotel y su equivalente parisino el Beat Hotel.
«Sylvia Plath» © Sara Morante 2011Fuente: Saramorante.com
El italiano John Giorno, quien aparte de escribir libros aclamados por los esnobs de América y Europa, creó un templo budista, y fue retratado por el también miembro de este diccionario, Andy Warhol.
Me dejo decenas de nombres en el tintero, pero quedan marcados con lápiz después de semanas de convivencia; además, no voy a desvelar todos los nombres en los que focalizo mi curiosidad estos días porque vuestra lectura perdería emoción.
Entre las curiosidades que he descubierto, está por ejemplo que la persona que inició la escritura de Los Miserables (tan de moda por esa maravillosa película), no fue Victor Hugo; si no Robert Benchley, un grumete que sería padre de príncipes; una historia para conocerla; o una curiosa lista con las muertes más “esplendorosas” para los esnobs de la literatura.
Tan intenso recorrido tiene las pinceladas de Sara Morante, que es la ilustradora que pone color a las rocambolescas historias que se mezclan con títulos, nombres, y términos de lo más variopinto. El negro, blanco y rojo de sus característicos trazos, hacen que esta edición de Impedimenta tenga además de valor literario, un valor estético importante.
«El Grupo Bloomsbury» © Sara Morante 2011Fuente: saramorante.com
José Carlos Llop anuncia en el prólogo que los esnobs disfrutan siendo lectores únicos de un autor, y que cuando éste empieza a tener fama, a ser traducido a más idiomas, y un mayor número de gente se interesa en sus libros, nace “un sentimiento de pérdida y un recelo silencioso ante la vulgarización”. Las palabras de Llop (que tiene su espacio reservado en la letra “L”) anuncia el descubrimiento de los secretos mejor guardados de los esnobs: la enumeración de escritores admirados por ellos, y las novelas que muchos no quisieran divulgar, para no perder su rango de “para minorías”, y porque un verdadero esnob, nunca compartiría sus títulos y escritores preferidos.
He disfrutado con esta lectura, que está dirigida a los elitistas esnobs, pero sobretodo para quienes no nos acercamos a ese selecto club. Los primeros añadirán sus propios nombres a lista que recopila Gaignault, o rechazarán algunas propuestas; y los segundos nos sorprendemos con la vida de quienes son tan venerados por una minoría, disfrutamos con datos realmente curiosos, y además podemos descubrir algún título interesantes que sumar a la lista de “pendientes de leer” (con el permiso de los verdaderos esnobs).