cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Polvo de estrellas

Una vez reconciliada con el significado de “mitómano”, debo admitirlo: lo soy. Como todos, tengo mis propios mitos; la mayoría de ellos están en estas páginas.

Admiro la elegancia de Audrey Hepburn (que es para mí la definición de elegancia… y además, ¡bailó con Fred Astaire!); la presencia de Katharine Hepburn; el talento de Meryl Streep; me enamoré perdidamente de niña de Gene Kelly y Michael Caine, sin darme cuenta que ellos ya eran un poco mayores para mí… Ellos son algunos de mis mitos. Otros son nombres más recientes, algunos incluso los he visto surgir y convertirse de promesas en estrellas talentosas, por hablar únicamente de actores.

Recorriendo las páginas del Pequeño Diccionario de Cinema para Mitómanos Amateurs, transitamos entre exclamaciones internas al encontrar nuestros propios ídolos y la mezcla es tan encantadora como a veces inesperada: directores, escritores y guionistas; actores y personajes de ficción; también personajes animados y por qué no, lugares. Después de todo, todo esto puede ser objeto de culto. Este “altar portátil” está además acompañado por las ilustraciones de Ana Bustelo, que captan la esencia de cada personaje representado.

Aquí están los longevos que aún nos regalan sus interpretaciones, los que se fueron prematuramente y entraron en la leyenda tal vez por esa razón; los que partieron a edad avanzada; los más jóvenes y los que ahora son nuestros referentes; directores admirados, temperamentales o polémicos; los que tuvieron épocas mejores pero que por ellas se les perdona uno o dos filmes de esos que mejor olvidar; están también los que amamos y los que “odiamos” porque con su talento nos provocaron amor u odio desde la pantalla con algún personaje memorable. Curiosidades, datos, romances y matrimonios, amistades y enemistades legendarias, estirpes… todo está aquí.

Este Diccionario parece estar escrito de forma muy simple. Cada apartado tiene un tono ligero y ameno e incluso en algunos casos deseamos investigar más. Seguramente este tomo será una puerta para que quien lo lea se acerque a algunas obras, esas que se citan en cada reseña; o para descubrir a alguien que hasta ahora se había pasado por alto. Sin embargo, no nos engañemos por ese estilo despreocupado. Entre estas páginas hay investigación, hay conocimiento del tema elegido (y mucho, basta ver los nombres seleccionados: esto no es el clásico compendio de los nombres de moda) y hay mucho oficio para escribir justamente así: de forma que al lector se le vaya sin notarlo el tiempo que invierte en la lectura.

Y tal vez lo más importante, hay pasión. Miguel Cane es un apasionado. No solamente del cine, sino de todo lo importante para él en su vida: sus amores (familia, amigos), su trabajo, sus gustos y disgustos. Miguel derrama su pasión por el cine en estas páginas y las leemos sintiendo el mismo entusiasmo que seguramente él sintió al escribirlas… más allá de las inevitables horas de cansancio, o la preocupación por alcanzar el resultado final deseado.

Como dice Daniel Krauze en el prólogo, Miguel es enciclopédico en cuanto a sus intereses. Lo es sin ser abrumador, sin pedantería. Se podría estar horas escuchándolo hablar de las figuras que ha podido entrevistar gracias a su trabajo. Ha visto más filmes de los que yo voy a ver en mi vida, y además domina lo que hace. Aún así, no intenta tampoco imponer su punto de vista. Regala este conocimiento con enorme sencillez: la del que sabe que hace lo que soñó hacer para vivir en algún momento.

Hace algunos años yo estaba en la misma situación que Daniel Krauze: tampoco conocía a Miguel personalmente y su primer libro Íntimos Extraños llegó a mis manos por su gentileza. Al poco tiempo viajé a México y nos conocimos. En realidad, Miguel Cane y yo nos vimos solamente dos veces el mismo día, en su ciudad natal. Desde aquel 2006 hasta ahora he visto la publicación de su primera novela, Todas las Fiestas de Mañana; he leído sus notas y creo que ambos sabemos que “estamos ahí”. Y sí, Miguel Cane es mi amigo; un amigo admirado y querido. Hoy acompaño la aparición de este Pequeño Diccionario de Cinema para Mitómanos Amateurs donde Miguel nos acerca a estas estrellas una vez más, para que podamos compartir la luz que todas ellas han derramado ayer y hoy sobre quienes amamos el cine.

Por Patricia Farías