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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Recomendación literaria por Paco Marín. Esta semana «Enterrado en vida», de Arnold Bennett

Con el título que comentamos hoy nos adentramos en un nuevo «disparate» literario, en el que una persona «desaparece» en vida y asiste a sus funerales. El anterior título, también publicado por Impedimenta, fue Caída y auge de Reginald Perrin.

Cuando acabé de leer Enterrado en vida, y me disponía a preparar su reseña, indagué y vi que fue una de las obras que integraron la «Biblioteca personal» de Jorge Luis Borges, automáticamente supe que no me había equivocado en mis sensaciones y en el pensamiento «¡puede ser la novela del año!». Mi admirado y tótem Borges dice sobre el mismo «…nos aguardan muchas felicidades y muchas sorpresas en su lectura…».

Publicada originariamente en 1908.

Novela que se lee de una forma «cuasi» adictiva. Cuesta trabajo dejarla para realizar otra actividad; deseando volver a ella lo antes posible. Sonrisa, cuando no risa, asegurada.

Prima Fall es el más reputado pintor de Inglaterra: célebre por sus cuadros de bobeéis y pingüinos, adorado por el público y crítica. Su grandísima timidez le impide enfrentarse a cualquier evento de la vida cotidiana. Estaría perdido sin la ayuda de su criado Henry Leek, un tremendo granuja con el que vive desde hace años en el extranjero.

Un día regresa a Londres de incógnito y Leek tiene el pésimo mal gusto de fallecer súbitamente de pulmonía para escándalo de su amo. El doctor que certifica la muerte confunde a Leek con Priam Farll, y pronto la noticia corre como la pólvora: el gran pintor ha muerto. Farll ve el cielo abierto y decide no sacar al mundo de su error: finge que es Henry Leek, y hasta asiste a su propio entierro en la abadía de Westminster. Es entonces cuando entra en escena una pizpireta viuda de Putney, Alice Challice, que estaba prometida en matrimonio por correspondencia con Leek, y con quien Farll se aliará para luchar contra las adversidades de la vida moderna. En definitiva, una comedia delirante de enredo, suplantación y dobles identidades.

La originalidad de la producción de Bennett se halla casi circunscrita a sus primeras novelas. Aun cuando sometido al influjo de autores sobre todo extranjeros (Dostoievski), y aunque deba situársele en la línea del naturalismo por un continuo afán de documentación, a veces, como en Imperial Palace, desproporcionado a los resultados, la fisonomía personal del escritor se funda en una consciente depuración de los motivos naturalistas (una «separación» concreta de sus propios personajes, incluso dentro de la solidaridad o «simpatía» que pueda manifestarles, y una atenuación de los temas violentos o turbios) alentada por el espíritu y la tradición de la narrativa anglosajona. En verdad, casi cabría hablar de un «realismo de Bennett». En la última etapa de su vida se sintió hostigado por la aparición de los innovadores modernistas (J. Joyce, V. Wolf, T.S. Eliot), a los que consideraba oscurantistas destructores de los géneros clásicos.

Staffordshire. Su primera infancia estuvo marcada por la escasez, pero su familia vino a mejor fortuna cuando a su padre le ofrecieron un puesto de abogado. Bennett trabajó con él, pero pronto comenzaron las disensiones entre ambos y el joven Bennett se marchó a Londres, donde empezaría a dedicarse al periodismo. Durante un tiempo fue ayudante del editor de la revista Woman. Comenzó a escribir entonces una novela por entregas que se convertiría en Grand Hotel Babylon (1902) partir de 1900 se consagraría por completo a la literatura. Su primera novela, A Man from the North (1898), en gran medida autobiográfica, fue muy bien acogida por la crítica. Le siguió Anna of the Five Towns (1902), el primero de una serie de relatos centrado en la rutina diaria de la zona de los Potteries, área industrial de Staffordshire. Entre 1903 y 1911, Bennett se instaló en París. Durante estos años publicó la novela Enterrado en vida (1908) y la que sería su obra más aclamada, Cuento de viejas, considerada una obra maestra. En 1911 viajó a América donde fue recibido como lo fuera Dickens en su época.

Con un continuado éxito de crítica y lectores, Bennett siguió escribiendo obras como la serie publicada entre 1910 y 1918 formada por las novelas Los Clayhanger, Hilda Lessways, Estos dos y The Roll-Call. En 1922 se separó de su esposa francesa y se enamoró de la actriz Dorothy Cheston, con quien viviría hasta su muerte, acaecida en su casa de Baker Street.

En 1923 recibió el Premio James Tait Black por su novela Riceyman Steps.

Por Paco Marín.