Los habitantes del bosque (1887) transcurre en un pueblecito del condado de Wessex, Hintock, rodeado de bosques. Sus habitantes viven del comercio de la madera. El hombre más próspero del pueblo, George Melbury, tiene una preciosa y delicada hija, Grace, a la que envía fuera del pueblo para recibir una refinada educación.
Cuando regresa junto a su familia, Grace deberá casarse con Giles Winterborne, ya que el señor Melbury, padre de Grace, adquirió el compromiso con el joven. Pero las circunstancias han cambiado y el señor Melbury verá que Giles está socialmente por debajo de su hija.
A la misma localidad ha llegado un joven médico, Edred Fitzpiers, de procedencia aristocrática y con una cultura excepcional. Siempre está rodeado de libros y los vecinos del pueblo dudan de su habilidad como médico. Este será el candidato preferido para George Melbury como marido para su querida Grace aunque nadie ha tenido en cuenta el parecer de ella.
Los habitantes del bosque está considerada una joya de la literatura victoriana y realmente lo es. Es de una escritura delicada, llena de poesía dentro de la prosa. Son espectaculares las descripciones del bosque donde está situada la acción de la obra así como los fantásticos personajes que en ella aparecen.
George Melbury, el padre de Grace, es un respetado hombre de negocios de la madera y de todo lo que tenga que ver con los productos del bosque. Cuando tuvo a su única hija decidió que tendría la educación que él no pudo tener, así que la envió fuera del pueblo. Hay que decir que el señor Melbury no escatima en halagos hacia su hija. Para él es muy importante ascender en la escala social y es capaz de hacerle a su hija la siguiente reflexión con el fin de que ella pertenezca a la élite dentro de la sociedad: «Si alguna vez llegas a encontrarte conmigo, Grace, puedes pasar de largo y mirar hacia otro lado. No esperaré que me hables, lo que se dice hablarme, a menos que suceda en un lugar solitario y privado que no afecte a tu categoría» (pág. 195).
Grace Melbury es una mujer guapa y cultivada. Pese a todo su refinamiento y al empeño de su padre de que se codee con personas de su mismo estatus, a ella le gusta la tranquilidad y la conversación de los habitantes de Hintock y las circunstancias la llevarán a un matrimonio nefasto.
El resto de personajes son realmente ricos en matices: Giles Winterborne, trabajador incansable del bosque y elaborador de sidra, está enamorado de la hija de su protector, el señor Melbury y, pese a todo el amor que le profesa, será consciente de que su condición social está por debajo de lo que ella se merece. Thomas Hardy hace una descripción bellísima de él: «Por su aspecto y por su olor, Giles parecía el hermano mismo del otoño» (pág. 248).
Edred Fitzpiers es el apuesto médico rural. Procede de una familia aristocrática venida a menos y posee una gran afición a la ciencia. Es un hombre con un gran concepto de sí mismo y considera que la relación que pueda tener con Grace está por debajo de sus posibilidades: «Una cosa sí estaba clara: cualquier vínculo con ella solo podía ser informal, por la debida atención que el doctor ponía en su propio futuro. A lo sumo, podía corresponder a la naturaleza de una leve seducción, pues él tenía ambiciosas metas que algún día le llevarían a esferas muy diferentes» (pág 154-155). No obstante, la belleza y la inteligencia de ella le llevarán al matrimonio.
Entre todos estos personajes aparece la señora Charmond. Una viuda exuberante y sensual que volverá loco a uno de los personajes.
Durante toda la narración ocurrirán una serie de sucesos que determinarán la vida de Grace. Todo lo que acontece a los jóvenes ocurrirá de manera trepidante y con un final sorprendente que no deja indiferente al lector.
Thomas Hardy escribió una novela muy atrevida para la época. Hay momentos en los que los personajes tienen una fuerza sensual inusual en la época: «De hecho, él estaba sosteniéndola con sus brazos, como si tuviera la impresión de que se hallaba muy confundida y en peligro de caer. En cuanto Grace pudo recobrar la compostura, se deshizo con suavidad de su apoyo (…)». Esto sucede de noche, en el bosque y en el trascurso de una fiesta pagana, la del solsticio de verano.
Otra cosa que sorprende es que el escritor plantea la posibilidad de que una mujer pueda separarse de su marido. Esto, en la época, es impensable. Tal como nos explica el traductor de la novela, Roberto Frías, en 1857 y durante el reinado de Victoria el divorcio era aprobado cuando se hubiera cometido algún delito: violencia, incesto, sodomía o abandono injustificado por más de dos años y no por causa de adulterio por parte del marido. El padre de Grace intentará por todas las vías posibles que el matrimonio de su hija sea disuelto.
Llama la atención que la mayoría de los personajes citan en sus diálogos a escritores o filósofos clásicos, o citas de la Biblia. El señor Melbury lee a Galeno, Hipócrates o Herófilo: «Leyó sobre Galeno, Hipócrates y Herófilo; sobre los dogmáticos, los empíricos, los herméticos y otras sectas de médicos que habían surgido a lo largo de la historia.»(pág. 196).
Es muy recomendable el postfacio escrito por Roberto Frías «Cuando la imaginación es la esclava de una circunstancia inalterable»: Entre muchas explicaciones nos dice que la crítica del momento maltrató a Los habitantes del bosque ya que en ella Thomas Hardy denuncia los problemas de inmovilismo social, de la concepción de la mujer como objeto con valor de cambio. Hay un ejemplo que lo describe: cuando Fitzpiers le solicita al señor Melbury el poder ver a Grace, Melbury se sorprende y le hace la siguiente reflexión: «Siempre dije (…) que algún día mi Grace dejaría su marca en el nivel que le corresponde (…) Si no tienes un buen material con el que trabajar, estos esfuerzos son un desperdicio y pura vanidad (…) Pero cuando tienes un material tan bueno, es casi seguro que valdrá la pena» (pág, 188-189). Habla de su hija como si estuviera intentando comerciar con la madera.
Como consecuencia de este maltrato por parte de los críticos decidió abandonar la novela y dedicarse a la poesía.
Thomas Hardy es un escritor poco conocido dentro de la literatura victoriana y es una pena. Cualquiera de sus novelas es una joya. Disfruté mucho con Unos ojos azules (1873) y El alcalde de Casterbridge (1886). Las más conocidas, quizás, son Lejos del mundanal ruido (1874) o Tess la de los d’Urberville (1891) esta llevada a la televisión como serie de la BBC, pero Los habitantes del bosque es verdaderamente una maravilla. Hay que agradecerle a Impedimenta que haya publicado esta obra y, como siempre, en una edición muy cuidada.
Invito a aquellos lectores que gusten de la literatura victoriana que se adentren en el mundo de Hardy. Estoy segura de que no quedarán defraudados.
Pilar I.