Y lo cierto es que la novela de David Nobbs ya lo tenía todo para ser fácilmente llevada a la televisión. Su personaje principal, Reggie, es un ejecutivo de mediana edad que llega a ese momento de incertidumbre en el que, sin ningún motivo en particular, todo pierde sentido. Pero en lugar de resignarse, decide cambiar por completo de vida. Y así tenemos planteado un carrusel de situaciones grotescas en las que pondrá a prueba su ingenio.
La primera parte de Caída y auge recuerda a la posterior Wilt, del recientemente fallecido Tom Sharpe. Un plan en apariencia alocado durante cuya ejecución el aturdido protagonista tendrá que evitar todo tipo de obstáculos y hacer frente a una galería de personajes cuya variedad solo tiene una cosa en común: la excentricidad. En la segunda parte Nobbs se acerca más al Wakefield de Hawthorne: cuando parecía imposible, la trama se vuelve todavía más inverosímil. Tanto como por saber de qué manera Reggie va a salir del embrollo, el lector puede preguntarse cómo Nobbs resolverá el puzzle que ha ido organizando. Y lo hará sorprendiendo hasta el final.
Otro punto que facilitó su adaptación televisiva es que la novela se construye básicamente a través de diálogos. Unos diálogos frescos y directos, con una gran cantidad de coloquialismos y marcas características de cada personajes, muy bien adaptados por Julia Osuna Aguilar. La elaborada trama y la vivacidad de los diálogos consiguen que el libro se lea con un continuado placer y que contagie buen humor.
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