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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La primera vez que leí el título que les traigo a continuación, me quedé un poco confundida. Pensé: «¿Caída y auge de Reginald Perrin?, ¿no debería ser más bien auge y caída?» Por mi experiencia personal, los héroes literarios suelen llegar a su apogeo antes de caer y no al revés, por lo que empezar una historia con un protagonista en plena decadencia para acabar por todo lo alto me llamaba poderosamente la atención. Gracias a la colaboración de la editorial Impedimenta, que me facilitó un ejemplar, pude acercarme a esta creación de David Nobbs que, por lo que supe después, hizo de Reginald Perrin todo un icono en el mundo anglosajón, llegando a contar incluso con una serie de televisión propia que narraba sus aventuras: con esas credenciales, es normal que quisiera alimentar mi curiosidad conociendo a este personaje de primera mano.

Reginald Perrin es un gran ejecutivo en una importante empresa de postres industriales, pero se encuentra inmerso en la crisis de la mediana edad. Con un trabajo que le parece ridículo y una familia que le causa un hastío inconmensurable, Reginald está cada vez más desesperado por cambiar su vida y hacer lo que realmente le plazca, que no tiene ni idea de lo que es, pero que desde luego no tiene nada que ver con su anodina rutina. Reginald decide terminar con todo eso que le amarga la existencia para empezar desde cero, llevando a cabo un bizarro plan que le hará ver todo desde una nueva perspectiva.

La historia se centra en Reginald Perrin, un peculiar cuarentón que cumple todos los requisitos para ser definido como un pringado total. Con la autoestima por los suelos, acentuada por su torpeza social y con una impotencia sexual galopante, el bueno de Reggie sólo quiere que le dejen en paz: no soporta a su suegra – hipopótamo ni a su pedante yerno, el trabajo le parece absurdo y la vida a su edad no es lo que él esperaba. Reginald es un personaje sumamente irónico, cuya crisis existencial le hará deshinibirse a la hora de dar sus opiniones, con lo que muchas veces nos encontraremos con salidas de tono verdaderamente sorprendentes e hilarantes que nos harán empatizar con el pobre señor Perrin. El resto de personajes son bastante secundarios, aunque habría que destacar a Elizabeth, la sufrida esposa de Reginald, a sus desestructurados hijos Mark y Linda, en los que vemos reflejadas las neurosis de su padre y a sus nietos Adam y Jocasta, dos niños pequeños con una presencia anecdótica en la historia, pero que en todas las escenas que aparecen me han hecho reír a carcajadas por su repelentes y repipis intervenciones.

El estilo de David Nobbs es bastante ágil y directo: no se detiene a regodearse en la ambientación o en el estado emocional de los personajes porque se sumerge directamente en la acción, haciendo de esta una novela muy visual, casi una obra de teatro. A ello contribuye la profusión de diálogos que nos encontramos a lo largo de todo el texto y que aceleran muchísimo la trama: los personajes interactúan bastante y los conocemos por sus alocuciones directas, aunque Reginald de vez en cuando se encarga de describir sarcásticamente o dejar su opinión sobre determinados seres que forman parte de su vida. El humor es la principal baza del libro: a pesar de encontrarnos ante un deprimente trance vital, Nobbs se encarga de quitarle hierro al asunto haciendo uso de la ironía y el disparate a la hora de presentarnos la trama, por lo que esa «caída» que sufre el protagonista se hace muy amena al lector. Esta parte decadente ocupa la mayoría de las páginas del libro, pero el renacer de Perrin también traerá cola, logrando sorprender y enganchar a los lectores, a los que les será difícil quitarse la sonrisa de la boca.

Caída y auge de Reginald Perrin es una estupenda y relajada lectura que nos zambulle en un mar de surrealismo y comicidad de buenas a primeras, sin dejarnos escapar hasta el final. Reginald Perrin es uno de esos patéticos personajes que dan pena y risa a la vez, pero a los que les coges cariño enseguida y deseas que acabe bien porque sabes que se lo merece, aunque veas claro que, en el fondo, está exagerando sus males porque lo que está es aburrido. Si eres entusiasta del humor clásico inglés, te gustan las novelas con diálogos ágiles y brillantes y buscas mantener la sonrisa a lo largo de una lectura, no lo dudes, Caída y auge de Reginald Perrin es un libro que deberías tener en cuenta.