El consenso generalizado apunta a que el precursor literario de esta huida fue John Updike con “Corre, Conejo” (1960). Sin embargo, se trata de una idea con casi dos siglos de vida: el norteamericano Nathaniel Hawthorne ya concibió esta trama en 1837 en su excelente relato “Wakefield”. En pocas páginas narraba la historia de un hombre que abandona a su mujer e hija… y acaba viviendo durante 20 años con otra identidad muy cerca de su antiguo hogar, desde donde puede observar a su familia en secreto. Todo muy kafkiano antes de Kafka, vamos.
En “Caída y auge de Reginald Perrin”, el protagonista es un ejecutivo de 46 años que considera que su vida ya está hecha (a su edad tiene ya hijos crecidos y nietos, algo atípico actualmente), y la rutina diaria le produce asfixia existencial. Pero no es hasta la mitad del libro que decide desaparecer, fingiendo un ahogamiento en el mar, para camuflarse bajo diversas identidades falsas. La novela fue adaptada a la pequeña pantalla con un estupendo Leonard Rossiter interpretando al anti-héroe Reggie. El propio Nobbs escribió el guión y, debido al éxito, hubo dos temporadas más, así como otros libros con las desventuras de Reggie. Acabemos con una reflexión del propio Perrin: “Para mí el problema de la identidad no es saber quién soy, sino saber demasiado bien quién soy: soy Reginald Iolanthe Perrin. Soy absurdo, luego existo. Existo, luego soy absurdo”.
JORDI PLANAS