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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La casa y el cerebro», Edward Bulwer-Lytton

Si la primera vez que supe de la existencia de Edward Bulwer-Lytton (Londres, 1803 - Torquay, 1873) hubiera hecho caso de lo que leí sobre él, es posible que esta reseña no hubiera visto nunca la luz. Si buscáis a través de Google información sobre este…

Si la primera vez que supe de la existencia de Edward Bulwer-Lytton (Londres, 1803 – Torquay, 1873) hubiera hecho caso de lo que leí sobre él, es posible que esta reseña no hubiera visto nunca la luz. Si buscáis a través de Google información sobre este autor, encontraréis varias referencias al premio anual Bulwer-Lytton, galardón anual que se concede desde el año 1982 al peor comienzo de novela. La primera edición fue concedida a título póstumo a nuestro protagonista, por el comienzo de su obra Paul Clifford: It was a dark and stormy night, the rain fell in torrents… (Era una oscura y tormentosa noche, la lluvia caía a torrentes…). La realidad, no obstante, es muy distinta a las maledicencias de algunos.

Y es que después de leer La casa y el cerebro, y tras haber profundizado algo más en la obra del escritor británico, quiero romper una lanza en favor de su talento. No en vano, la fama de Bulwer-Lytton estuvo en su época a la altura de William M. Thackeray o del mismísimo Charles Dickens, buen amigo suyo.
Algunas de sus obras gozan de una espléndida reputación: The last days of Pompeii (Los últimos días de Pompeya, 1834); A strange story (Una extraña historia, 1862), una de las fuentes de las que bebió Bram Stoker a la hora de crear su Drácula; o The coming race (La raza venidera, 1871), obra maestra de la sátira utópica y una de las primeras novelas de ciencia ficción de la literatura inglesa, son algunas de ellas.

La casa y el cerebro (1859) es otro de los grandes logros de Bulwer-Lytton. H.P. Lovecraft lo consideró uno de los mejores relatos de casas encantadas jamás escritos, mientras que Lafcadio Hearn afirmó que se trata de la mejor historia de fantasmas escrita en lengua inglesa, pues reproduce con asombrosa fidelidad las vivencias de una auténtica pesadilla.

El argumento es clásico en este tipo de historias y lo reproduzco a través de la sinopsis del libro:

La casa y el cerebro se considera una pieza maestra de la literatura sobrenatural. El narrador de esta desasosegante fábula de fantasmas, desoyendo los consejos de sus allegados, decide pasar una noche, junto con su criado y su perro, en una casa encantada situada en Londres, de la que todos los demás huyen despavoridos. Allí, tal y como él esperaba, asiste a una serie de apariciones espeluznantes y descubre, a través de unas cartas, que la casa, muchos años atrás, fue el escenario de unos horribles crímenes. El secreto de todo parece encerrarse en una habitación vacía. Conectada a esta, la voluntad de un ser inmortal y perverso, uno de los que tuvo que ver con la casa en el pasado, ha creado y gobernado a distancia los extraños fenómenos.

Estamos ante una novela corta, de unas 100 páginas, en la que Bulwer-Lytton condensa todos los giros clásicos del género. Ya en las primeras páginas presenta las líneas maestras de la historia: la casa encantada, una habitación extraña, los antecedentes del lugar… Lord Lytton va al grano, no se pierde en rodeos sin sentido y adereza la historia con unos protagonistas (el principal, nada supersticioso; el criado, el perro…) y unas escenas que muchos otros autores han utilizado después para crear sus propias historias de fantasmas: mascota temerosa, pasos, telequinesis, sombras, puertas que se abren y se cierran solas, esferas de luz, hallazgo de extrañas cartas, corrientes de aire frío, golpes, parálisis, materialización de objetos…

El horror en estado puro se va abriendo paso a medida que el autor desgrana una historia que va mucho más allá de la típica historia de fantasmas. La gran habilidad de Bulwer-Lytton reside en transmitir el terror mediante escenas de una tenebrosa belleza y plasticidad, en ocasiones a través de un lenguaje cuasi poético.

El monólogo del protagonista (…lo sobrenatural sólo es algo, dentro de las leyes de la naturaleza, que hasta ahora hemos ignorado…), su escepticismo ante lo que está experimentando (…operaciones transmitidas, como por cables eléctricos, a mi cerebro desde el cerebro de otro…) y su encuentro y diálogo con un extraño personaje en la segunda parte del relato aportan al texto un valor añadido, un toque diferente a otras obras del género.
He disfrutado mucho con la lectura de este libro. Es encomiable la labor de Impedimenta por recuperar obras esenciales de la literatura, con ediciones muy cuidadas, ilustraciones espléndidas (la portada de este libro es para enmarcar) y buenas traducciones, en este caso a cargo de Arturo Agüero Herranz.

La casa y el cerebro es una nueva joya en el cada vez más extenso catálogo Impediméntico. Un nuevo acierto de la editorial madrileña.