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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Desde que supe de la publicación de este cómic, sabía que lo tenía que leer. Ya conocía algo de la vida de Boris Vian, y sentía curiosidad en ver cómo habían plasmado esa complejidad en un cómic.

Boris Vian era una persona compleja. Uno de esos hombres renacentistas que vivieron en pleno siglo XX: no sólo escribía, sino que además traducía, era músico e ingeniero, inventor y poeta. Además, sufría de una importante enfermedad del corazón que le acompañó toda su vida.

El inicio del cómic coincide con el final: su muerte. Este hilo está presente durante todas las páginas del cómic, en las que podemos ver situaciones muy dispares: desde el cambio de estatus de su familia, al inicio del libro, hasta el juicio al que se somete al autor debido a lo pernicioso de sus escritos.

El resultado es un cómic colorista, bohemio, en el que no solamente han tomado forma los silencios, sino donde han sabido dar forma a algo tan personal como la penetrante mirada del francés. Pero, o al menos así me lo ha parecido, es un cómic triste, melancólico, de un intimismo impropio en un cúmulo de dibujos y viñetas. Nos hace posicionarnos en la piel del escritor, en su sufrimiento y dolor internos. Y aunque abundan las escenas con swing, de diversión, alborozo y jazz (no en vano Vian fue un trompetista que influyó en el estilo de jazz francés), no puede uno sino vislumbrar esa chispa de quimera que suponen esos momentos.

No sé. Quizá sea impresión mía. O quizá sea el swing.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Virginia Woolf, Gazier/Ciccolini.

Pros

La organización de la trama.

Las viñetas: el colorido y los silencios, las miradas y las palabras.

Contras

Se acaba demasiado pronto.