Bulwer-Lytton fue uno de los escritores ingleses más populares en el siglo XIX, que, sin embargo, ha sido injustamente olvidado. Hoy en día, de él apenas recordamos su novela histórica ‘Los últimos días de Pompeya‘, pero Bulwer-Lytton fue autor de una obra extensa que incluye poesía, novela, teatro, ensayo, cuentos, traducciones y volúmenes de historia. Gran amigo de Charles Dickens o Benjamin Disraeli, nos legó en este relato largo, ‘La casa y el cerebro‘, una de las mejores historias de casas encantadas que se han escrito nunca, y que ahora publica la editorial Impedimenta.
En ‘La casa y el cerebro‘, el personaje principal, siempre buscando emociones fuertes, oye hablar de una casa encantada, y, desoyendo los consejos de sus allegados y del propietario del inmueble, decide pasar una noche en ella, junto con su perro y su criado. Y la actividad paranormal no tardará en hacer acto de presencia, para revelar, además, que la casa fue escenario de unas muertes atroces.
La historia contiene dos partes diferencias. En la primera, el relato de la casa encantada es el protagonista. Bulwer-Lytton se ajusta al modelo de la ghost story tradicional en la que prima el escalofrío y la tensión por medio de un acertado uso del ambiente. Pero, a diferencia de otras narraciones de este estilo, donde la aparición del horror es muy gradual, Bulwer-Lytton prefiere que nos demos de bruces con él. Por eso llama poderosamente la atención; es como saltarse un cliché y así conseguir un efecto inesperado.
En la segunda parte, que el autor en ocasiones eliminó porque se parecía demasiado a otra historia suya, ‘A strange story’, se da una explicación pseudocientífica-ocultista a los fenómenos paranormales de la primera. De ahí el título de ‘La casa y el cerebro’: una maligna mente que ha sometido el tiempo puede ser la culpable de las apariciones fantasmagóricas. Esta explicación final entronca con las ideas que tanto se prodigaron en el fin de siglo: el mesmerismo, el hipnotismo o el espiritismo, disciplinas a las que no fueron ajenos autores como Stoker, Conan Doyle o el propio Bulwer-Lytton.
Lovecraft, en su famoso ensayo ‘El horror en la literatura‘, cita esta historia y la califica como una “novela rosacrucista= y uno de los mejores relatos de casas encantadas jamás escritas. Siempre he pensado que Lovecraft fue un excepcional lector, y su juicio no es en absoluto errado en este caso. Bulwer-Lytton crea una atmósfera espectral que consigue capturar al lector. Es como si estuviéramos dentro de esa oscura y silenciosa casa, tras esas contraventanas cerradas eternamente. El ambiente de pesadilla que consigue la obra es notable. Lovecraft es consciente de eso, y de hecho, para mí es inevitable ver en esta ‘Casa y el cerebro’ una posible influencia en las historias del soñador de Providence, en obras como ‘El caso de Charles Dexter Ward‘. Sin duda, la idea de un ser abominable que ha conseguido vencer la tiranía del tiempo es muy atractiva.
La edición de Impedimenta, además de ser extraordinariamente bella, incluye una valiosa introducción a cargo del propio traductor, Arturo Agüero Herranz, que nos sitúa en el contexto de la obra y nos pone en antecedentes sobre nuestro escritor. En resumen, una obra que los aficionados a las historias de fantasmas no se pueden perder: es imprescindible.