Para un buen lector nada resulta más afortunado que la conjunción de un buen editor, un buen traductor y un buen escritor. Y que esta colaboración tenga continuidad. Eso ocurre precisamente ahora entre Enrique Redel, editor de Impedimenta; Marian Ochoa de Eribe, traductora del rumano, y Mircea Cărtărescu, acaso del narrador de aquel país más en forma hoy y novelable en las últimas convocatorias del premio sueco.
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