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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El género novelístico nace en las letras inglesas durante el siglo XVIII con las figuras de Daniel Defoe y Jonathan Swift. Al primero debemos las populares Robinson Crusoe y Moll Flanders y al segundo Los viajes de Gulliver. Tras ellos y ya en una línea más prerromántica, encontramos a Samuel Richardson con su Pamela y, en una vertiente paródica, a Henry Fielding con Tom Jones, una magnífica historia picaresca al estilo británico.

Una vez desaparecidos éstos, su relevo es tomado por una nueva generación de novelistas integrada por Tobías Smollett, Oliver Goldsmith y Horace Walpole, entre otros. Pero, sobre todo, por el irlandés Laurence Sterne (Clonmel, 1713-1768), autor de Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, una de las obras más audaces y curiosas de la narrativa británica y publicada entre 1760 y 1767.

No es casual que tardase siete años en aparecer completa, pues la monumental novela cuenta con nueve volúmenes. Por ello, tiene más mérito la edición ilustrada que acaba de lanzar la editorial Impedimenta, ya que han sido capaces de reducir tan gigantesca obra a apenas doscientas páginas. Los dibujos han corrido a cargo de Martin Rowson, prestigioso ilustrador que ha llenado de sátiras políticas las páginas de The Guardian y The Independent y la traducción ha sido hecha por Juan Gabriel López Guix, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y especializado en Literatura Inglesa, pues ha vertido al castellano obras de Julian Barnes, Lewis Carroll o Saki.

Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy es una obra sorprendente, más aún en pleno siglo XVIII. Porque en época tan racionalista y temprana rompe con todos los cánones de la novela tradicional, hasta el punto de que para volver a encontrar tantas audacias formales en las letras británicas habría que llegar al Ulises de Joyce. Por ejemplo, Sterne cambia la tipografía, representa las pausas mediante guiones de distinta longitud e incluso coloca una página en negro dentro de la narración.

Temáticamente es la historia de la vida del caballero que le da titulo contada en primera persona. Pero de forma tan desarreglada y sin respeto por el orden temporal que empieza con la concepción del protagonista y los cuatro primeros libros se desarrollan antes de su propio nacimiento. Podría decirse que el único orden lógico es el que marca la sucesión de pensamientos de Tristram, aderezados con todo tipo de digresiones y anécdotas.

Y, por supuesto, todo ello con la presencia constante del humor. No en balde, la mejor interpretación que puede darse de la obra es que se trata de una parodia de los géneros narrativos en boga. En este sentido, es patente, no sólo la influencia del Quijote cervantino (al fin, una reversión a lo paródico de la novela de caballerías), sino también la de otros autores que cultivaron el humor como Rabelais. En suma, el Tristram Shandy es una novela absolutamente peculiar y curiosísima. Su único inconveniente es el enorme tamaño que tiene. Por ello, la versión resumida e ilustrada de Impedimenta es perfecta para acercarse a tan singular creación de las letras británicas.

Por Luis Martínez González.